Durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Iberoamericanos, Estefanía Mirpuri explicó que trabajan en una región donde la falta de datos fiables sigue siendo uno de los principales obstáculos para el diseño de políticas públicas inclusivas. "Una de las dificultades que tenemos en la región es que no contamos con censos bien dimensionados que nos permitan conocer exactamente el número de personas con discapacidad existentes en cada uno de los países", lo que provoca que, según los estudios y metodologías empleadas, las cifras globales oscilen "desde 50 millones hasta 85 millones de personas con discapacidad existentes en América Latina y el Caribe".

Señaló que del colectivo con discapacidad visual, que podrían integrar hasta 34 millones de personas, "el 90% viven en países con rentas bajas y el 82% de esas personas con discapacidad están o viven en una situación de pobreza", un escenario agravado porque "menos del 10% de las personas con discapacidad visual pueden acceder a la educación y el 80% no tienen acceso a un empleo". Mirpuri resaltó la importancia que en este contexto de dificultad adquieren organizaciones como FOAL.

Reclamó por ello el apoyo del Senado para difundir la labor de FOAL y del Grupo Social ONCE y para impulsar políticas públicas más inclusivas en América Latina. Reclamó que la discapacidad "no pierda peso dentro de la cooperación internacional al desarrollo" y que se sigan destinando fondos específicos a este ámbito. Consideró prioritario que América Latina siga teniendo apoyo desde la cooperación internacional y se pueda "incluir la perspectiva de la discapacidad".

La responsable de la fundación recordó que FOAL inició su actividad formal en 1998, aunque el apoyo del Grupo Social ONCE a las personas ciegas de América Latina se remonta a mucho antes: "Ya en el año 1984 existía un fondo de cooperación internacional a través del cual prestábamos esa ayuda a personas con discapacidad visual grave de 19 países", explicó. Describió el proyecto Ágora, programa de inclusión laboral de FOAL dirigido a facilitar el acceso al empleo de las personas ciegas y con discapacidad visual grave. Su finalidad es acompañar a estas personas en todo el proceso de búsqueda, acceso y mejora del empleo, ofreciendo apoyos específicos vinculados a la discapacidad visual, desde la orientación profesional y la formación hasta la intermediación laboral y el mantenimiento del puesto de trabajo. Este programa de inclusión laboral está presente ya en 15 de los 19 países en los que trabaja FOAL.

Ágora no funciona como una red de empleo paralela, sino que se integra en los sistemas de empleo existentes en cada país, tanto públicos como privados. El programa actúa también sobre los propios servicios de empleo, formando y asesorando a sus profesionales para que puedan identificar perfiles, adaptar tareas y eliminar barreras que dificultan la inserción laboral, precisó.

Entre las principales áreas de trabajo actuales de FOAL destacan "la educación inclusiva, la inclusión laboral, la rehabilitación y habilitación, y el fortalecimiento del movimiento asociativo". En el ámbito educativo, Mirpuri puso el foco en los Centros de Recursos Educativos impulsados en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos y el Ministerio de Educación de España, a los que se fueron sumando los ministerios de educación de distintos países de la región. Según Mirpuri, estos centros permiten hoy día "formar a docentes, dotar de material específico a estudiantes con discapacidad visual y producir materiales educativos accesibles en braille, audio u otros formatos adaptados".

EL MODELO DEL CENTRO OLGA ESTRELLA

Como ejemplo de buenas prácticas, Mirpuri citó el Centro de Recursos Olga Estrella, en República Dominicana: "Es un claro ejemplo para otros países de la región". Destacó que los resultados obtenidos fueron tan positivos que, en los últimos años, el modelo se amplió más allá de la discapacidad visual. "Desde hace un par de años ya no solo trabajan para la inclusión de niños y niñas con discapacidad visual, sino que está sirviendo como guía para poder trabajar con niños y niñas con otro tipo de discapacidades", señaló: "Este centro ha permitido comenzar a trabajar con menores con sordoceguera, una discapacidad que debe ser tratada como una única y que requiere apoyos específicos".

Por otro lado, puso de relieve las dificultades estructurales que persisten en muchos países de la región. En el ámbito de la rehabilitación, señaló que en América Latina predomina en muchos casos un modelo de carácter médico, "sin contemplar los aspectos psicosociales, que también tienen una importancia enorme". Frente a ello, FOAL promueve "modelos nacionales de rehabilitación alineados con la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad". Como ejemplo, citó el caso de Ecuador, "donde se logró impulsar una guía de rehabilitación de carácter público con la participación de varios ministerios".

Mirpuri explicó además que FOAL trabaja con una estructura reducida en España, formada por cinco personas, y con una amplia red de socios locales y voluntariado especializado. En cuanto a la financiación, indicó que aproximadamente el 70% de los recursos económicos proceden de fondos propios del Grupo Social ONCE, generados a través de la comercialización de productos de juego, mientras que el 30% restante se obtiene mediante cofinanciaciones públicas y privadas en convocatorias competitivas.

En el turno de preguntas, el senador Enric Xavier Morera Català, del Grupo de la Izquierda Confederal, agradeció la comparecencia y reconoció "el trabajo muy intenso" de la fundación. Morera se mostró sorprendido de que el 70% de los recursos de FOAL procedan de fondos propios y preguntó si este modelo de financiación y gestión podría adaptarse a otros países. En este contexto, defendió que "con la solidaridad avanzamos hacia un mundo más justo", en referencia al modelo del Grupo Social ONCE.

Mirpuri respondió que la Fundación ONCE para América Latina trabaja con cerca de un centenar de alianzas y socios locales, lo que permite desarrollar su labor sobre el terreno. "Ojalá ese modelo fuera extrapolable a todos los países de América Latina", afirmó, aunque advirtió de que en muchos casos el movimiento asociativo es débil y con poca base social, lo que dificulta la interlocución con las Administraciones Públicas.

Por su parte, el senador Gabriel Colomé García, del Grupo Socialista, se declaró "impresionado" por la labor de FOAL y por la complejidad de su trabajo, y expresó su deseo de que la fundación pueda ampliar su actividad a los cuatro países de la región en los que todavía no está presente.

PROYECCIÓN INTERNACIONAL

Desde el Grupo Popular, la senadora Rosa Faustina Viera Fernández agradeció la comparecencia y afirmó sentirse "orgullosa" de la labor de la ONCE y de FOAL. Señaló que resulta difícil imaginar una España sin la Fundación ONCE y destacó la proyección internacional del grupo en foros europeos, así como su enfoque basado en derechos y en una visión integral de la inclusión de las personas con discapacidad.

Mirpuri señaló que Venezuela es uno de los países donde resulta más complicado mantener la actividad. "Hasta el año 2020 tuvimos presencia en Venezuela, pero el contexto del país y las dificultades del movimiento asociativo nos han impedido seguir trabajando allí", explicó. En el caso de Nicaragua, indicó que la fundación puede desarrollar programas de empleo gracias a la buena relación entre la organización de personas ciegas y la administración. Respecto a Cuba, señaló que hasta 2024 no había sido posible implantar el programa de inclusión laboral Ágora, algo que ya se ha logrado recientemente. En cuanto a los países de referencia, la directora de FOAL mencionó a República Dominicana en el ámbito educativo, destacando la voluntad del Ministerio de Educación de avanzar hacia modelos inclusivos, y a Colombia como ejemplo en materia de inclusión laboral.

Sobre la medición del impacto, explicó que la fundación trabaja en el desarrollo de herramientas específicas para evaluar sus resultados y señaló que en los últimos cinco años FOAL benefició a cerca de 210.000 personas, aunque reconoció que esta cifra resulta limitada si se compara con el volumen total de personas con discapacidad visual en la región.