Son algunos datos de la Comisión Europea (2017) que ha recordado la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) tras la reciente aprobación de un real decreto-ley que establece que los estudiantes en prácticas comenzarán a cotizar en la Seguridad Social a partir del 1 de octubre de este año, reciban o no remuneración.

Otro informe publicado por la entidad comunitaria en 2022 sobre la calidad de las prácticas profesionales en Europa confirmó la importancia para los estudiantes de iniciar su desarrollo profesional en empresas.

El informe europeo subrayó que aproximadamente la mitad de los jóvenes de 15 a 34 años han adquirido experiencia laboral en, al menos, un contrato de prácticas. El análisis constató que las prácticas en empresas son comunes entre los universitarios graduados, de manera que más de un 60% las realizan.

El documento también reveló que los jóvenes que hacen prácticas de baja calidad acaban recibiendo salarios un 10% más bajos en los primeros tres años de sus trayectorias profesionales.

El estudio expone que las prácticas profesionales son más frecuentes en países de Europa occidental —en Alemania o en Francia las realizan más de un 70% de los estudiantes— que en los de Europa oriental —en República Checa, Lituania o Eslovaquia, menos del 8%—. Los países del sur de Europa, como España, Italia o Portugal, se encuentran en una posición intermedia: un 30% de las personas encuestadas para el informe europeo habían participado en prácticas al comienzo de su vida laboral.

MENOS EXPERIENCIA

"Los españoles tienen menos años de experiencia profesional al llegar a los 30 años, respecto a otros países europeos, ya que el porcentaje de los que realizan prácticas es bastante menor", apuntó Pilar Moliné, CEO de Becadvisor, una 'start-up' impulsada con la UOC, a través de Hubbik, que conecta a empresas y estudiantes en prácticas.

"Comparado con otros países, en España las empresas contratan en menor medida a jóvenes por no tener suficiente experiencia previa", señaló Moliné, graduada en Derecho por la UOC.

La tardía incorporación al mercado laboral en España queda patente en el hecho de que, según el informe 'Panorama de la Educación' de la OCDE, un adulto llega a los 30 años habiendo trabajado una media de 4,7 años, en comparación con los suizos, que presentan una media de 10,4 años, o los holandeses, 10,3 años trabajados al llegar a la treintena. Estas cifras reflejan problemáticas de España como el paro juvenil, la poca productividad o los bajos salarios entre los más jóvenes.

En el horizonte, el Gobierno podría aprobar un Estatuto del becario, que debería "ayudar a transformar una realidad muy precaria", remarcó Pilar Moliné.