DOS FAMILIAS VIVEN HACINADAS EN UNA ANTIGUA GRANJA DE CERDOS EN POZUELO
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Dos familias de Pozuelo de Alarcón (Madrid), con un total de ocho miembros, residen desde hace varios meses en una granja de cerdos, en condiciones infrahumanas, rodeados de viviendas de lujo.
Hace dos años fueron expulsdos de sus casas y ocuparon una antigua granja de cerdos abandonada, situada en el kilómetro 2 de la carretera de Boadilla, entre las urbanizaciones de lujo "La Cabaña" y "Montealina".
La pesadilla de José Iglesias, de 44 años, su mujer, Concepción, y sus dos hijos, de 9 y 12 años, comenzó cuando fueron expulsados de una casa en la que vivían en régimen de alquiler en el municipio de Boadilla.
Tras quedarse sin residencia, permanecieron durante varios meses viviendo bajo un entoldado en el barriode "La Poza", el más pobre de Pozuelo.
Más tarde, descubrieron la granja abandonada en el citado término municipal, y aunque carecen de suministros básicos, como luz y agua, la familia considera que su nuevo hogar es más acogedor que el entoldado de antaño.
Junto a ellos, en un edificio contiguo, vive en similares condiciones, también con su familia, el sobrino de José Iglesias.
POBRES ENTRE RICOS
Un barreño y el campo son los únicos servicios higiénicos que conocen. Para lavar, acarrean aua desde el convento de Cristo Rey, situado a unos 2 kilómetros de la granja, mientras que los propietarios de un chalé cercano les permiten coger agua potable de su vivienda para beber.
La "casa" está compuesta de dos habitaciones, sin apenas mobiliario, que hacen las veces de cocina, comedor y dormitorio compartido por el matrimonio y los dos hijos. Sólo un recubrimiento de uralita y algunos tablones en el tejado les resguardan del viento y la lluvia.
"Cuando llueve o hace frío, no sirve de nad esta cubierta, porque el agua se cuela por todas partes", manifestó a Servimedia Concepción, mientras escondía los sabañones que le han salido en las manos por lavar y fregar con agua fría a la intemperie.
Para calentarse, los miembros de la familia sólo disponen de una estufa de leña, material que traen del convento o que buscan por el campo. El padre trabaja esporádicamente como albañil y la madre de asistenta, pero ninguno cotiza a la Seguridad Social.
Desde la Cruz Roja de Pozuelo reciben un pequeña ayuda todos los meses, de 10.000 pesetas, y una beca para el comedor escolar de los niños.
Los dos hijos de la familia Iglesias tuvieron que ser ingresados el pasado mes de septiembre en un hospital, aquejados de salmonella y apendicitis. El hospital, según manifestaron los padres, les atendió por compasión, porque no tienen Seguridad Social.
Ni el Ayuntamiento de Pozuelo ni los servicios sociales se han puesto en contacto con ellos, según manifestaron a Servimedia, para ayudarles a sali de su situación marginal, tras dos años de subsistencia infrahumana.
(SERVIMEDIA)
21 Ene 1992
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