Según PETA, es necesario matar un oso negro, e incluso dos, para conseguir la piel necesaria con la que elaborar un solo gorro de la Guardia Real.

Esta organización asegura que miles de osos mueren cada año por este motivo, aunque los parlamentarios británicos han recibido peticiones para que aprueben que los gorros de la Guardia Real se elaboren con materiales sintéticos.

Sin embargo, según PETA, el Ministerio de Defensa británico se opone a esta alternativa porque no desea acabar con una tradición bicentenaria, además de considerar más pesados y deslucidos los materiales alternativos.

"PETA ha desafiado a los altos mandos a diferenciar entre un gorro de piel real y otro sintético a simple vista, pero no se ha recibido respuesta", afirma la organización en una nota. "La muerte de animales para continuar la tradición del uniforme de la Guardia Real es sencillamente cruel. Si lo que se desea representar es el orgullo de una monarquía, la peor manera de hacerlo es luciendo la piel muerta de animales inocentes".