Según el ‘Estudio sobre hábitos en el uso del efectivo 2022’ realizado entre abril y julio del año pasado cuyos resultados difundió el organismo este jueves, al efectivo le sigue la tarjeta, por la que opta un 32% de los ciudadanos, y en tercer lugar los dispositivos móviles (7%).

Las razones por la que los ciudadanos declaran utilizar el efectivo son la comodidad y su mayor vinculación con el control de los gastos. Así, el 82% de los españoles rechaza la desaparición del efectivo, que tiene mayor respaldo a medida que aumenta la edad, y un 88% de los encuestados considera útiles las monedas (este porcentaje se eleva hasta el 93% en el pequeño comercio y la hostelería).

En función de la edad, el sexo y el nivel de estudios, los porcentajes varían, aunque se mantiene el citado orden de uso. El efectivo llega a ser usado por un 71% de los ciudadanos con 65 o más años, el porcentaje más alto para este medio de pago, y registra su mínimo en la franja de 18 a 24 años, con un 43% que asegura que lo usa.

En el caso de la tarjeta, este medio repunta en uso en el caso de quienes tienen entre 25 y 34 años, con un 48%, y baja al 19% entre los más mayores.

El pago con dispositivos móviles alcanza el 23% para aquellos con entre 18 y 24 años y baja al 1% entre 55 y 64 años, mientras que entre quienes tienen más de 65 años sube hasta el 3%.

Respecto a la cantidad de efectivo mantenida en casa, seis de cada diez personas afirman tener solo el efectivo indispensable para los gastos cotidianos. Los mayores de 64 años son los que más reservan una cantidad en metálico para cubrir imprevistos, mientras que el grupo de entre 55 y 64 años es el que más guarda efectivo como sistema de ahorro.

El estudio refleja también que el número de pagos en efectivo supera al de pagos con tarjeta (70% de los preguntados declararon haber realizado algún pago en metálico, frente al 45% que dice haber pagado con tarjeta), aunque el importe medio de los pagos con tarjeta duplica al desembolsado en efectivo.

En el pequeño comercio y la hostelería, la mayoría de los cobros (un 46% del total) se realizaron en metálico en el último año (casi un 56% en los establecimientos situados en municipios sin oficina bancaria), mientras que en las grandes superficies predominan las operaciones realizadas con tarjeta o u otros medios de pago diferentes del efectivo, aunque este sigue suponiendo un 40% del importe de sus ventas.