Los manifestantes, que abuchearon la llegada de los máximos dirigente socialistas, portaban pancartas de los sindicatos UGT y CCOO, en las que reclamaban su negativa al desmantelamiento de Fesa y reivindicaban el complemento de las pensiones.

Las fuertes medidas de seguridad impidieron que los incidentes fueran a mayores. Los aplausos y el bullicio acallaron en todo momento los silidos en contra del PSOE.

Los gritos de las más de 20.000 personas que aclamaron a González a orillas de la Expo'92 y los más de 100.000 watios de luz y 46.000 watios de sonido redujeron a una mera anécdota la simbólica presencia de los manifestantes.