Zanjas sin protección, bordillos rebajados sin un cambio de textura en el suelo o señales de tráfico colocadas a la altura de la cabeza, son algunas de las barreras físicas que causan numerosos accidentes entre las personas ciegas o defcientes visuales y que tienen una fácil y barata solución.

Tres técnicos en rehabilitación visual de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) expusieron esta tarde sus trabajos sobre el peligro que encierran sus respectivas ciudades para los ciegos y aportaron las soluciones para cada una de ellas.

Laura Salvador, técnico de rehabilitación de la Delegación Territorial de la ONCE en Galicia, señaló que el gran problema de las ciudades costeras de su comunidad es la falta de protección en las acers que dan al mar directamente y la proliferación de terrazas de bares en ellas.

En un informe entregado al Ayuntamiento de La Coruña y todavía no puesto en marcha, los técnicos de la organización pidieron a los ediles que acotaran las zonas peligrosas, elevaran las señales de tráfico y despejaran las aceras en las nuevas obras de urbanización que fueran a realizar.

Por el contrario, el municipio de Ciudadela (Menorca) encargó a la ONCE un estudio sobre las barreras físicas de su municipio para lo ciegos y deficientes visuales, centradas como comprobaron los técnicos en la desprotección de las obras y en la proliferación de los obstáculos en la línea de tránsito.

Una solución original propuesta por Javier Pagazaurtundua, responsable del estudio de Ciudadela, es la señalización de los pasos de peatones y su posición en el mismo por medio de muescas en los bordillos, que situarían al ciego perfectamente.

María Rosario Rodríguez, experta de la Dirección Administrativa de la ONCE en Valencia portó su experiencia en una urbe tan compleja urbanísticamente como la ciudad del Turia. Su informe también destaca las deficiencias de la normativa vigente.

BALDOSAS EN BRAILLE

En la misma mesa redonda el profesor Osamu Shimizu, miembro del Centro Nacional de Rehabilitación de Japón, expuso la experiencia de su país con el empleo de baldosas en braille, que, a través de códigos con barras o puntos, indica la dirección, las intersecciones y la presencia de algún obtáculo.

Esta técnica la uatilian en Japón desde hace 20 años choca en la actualidad contra la proliferación de medidas y formatos diferentes que confunden al ciego que tantea el suelo con su bastón, según el profesor Shimizu.

Una encuesta realizada por este centro dice que el 57 por ciento de las personas que utilizas la vía táctil de las aceras tienen más de 60 años y el origen de su ceguera es la diabetes.