Según la información remitida por la compañía energética a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en términos ordinarios el beneficio fue de 951 millones, un 60,3% inferior al del año precedente.

Endesa explica que la caída del beneficio ordinario se produce por el menor Ebitda, las mayores amortizaciones y pérdidas por deterioro, y el aumento de los costes financieros, afectados también por una negativa actualización financiera de provisiones.

Por su parte, el resultado bruto de explotación (Ebitda) ascendió a 3.777 millones, reflejando una caída del 32,1%, y la cifra de negocios bajó un 22,6%, hasta los 25.459 millones.

El Ebitda registra un impacto negativo por el retroactivo de 450 millones resultado de un laudo arbitral sobre un contrato de suministro de gas, y el registro de una provisión para digitalización de 165 millones.

Las inversiones alcanzaron 2.304 millones, un 1,7% menos que en 2022. Durante el año, Endesa añadió 600 megavatios (MW) de nueva capacidad renovable, alcanzando los 9.900MW. Incluyendo la nuclear, Endesa alcanza ya un 78% de su capacidad instalada peninsular libre de emisiones de CO2.

La compañía mantuvo la positiva evolución comercial, con un crecimiento del volumen de clientes eléctricos en el mercado libre hasta los 6,9 millones. Con ello, el número total de clientes se consolida en 10,5 millones.

La deuda neta al cierre de 2023 ascendía a 10.405 millones, un 4,7% menos que los 10.869 millones de cierre de 2022. La reducción se basa en el buen comportamiento del flujo de caja, que permite compensar el relevante esfuerzo inversor y el pago de dividendos.

La compañía confirma los objetivos anunciados en el pasado Capital Markets Day para 2024. En concreto, lograr un ebitda de entre 4.900 y 5.200 millones, lo que supondría un alza de entre el 11% y el 18%; y elevar entre el 60% y el 70% el beneficio ordinario neto, hasta el rango de 1.600 y 1.700 millones.