Día de la Esquizofrenia

Los afectados de esquizofrenia "no somos un diagnóstico, sino personas con una enfermedad”

- Javier Baines es escritor y enfermo de esquizofrenia paranoide en tratamiento

- Este miércoles se celebra el Día Mundial de la Esquizofrenia

- Una de cada 300 personas presenta este trastorno mental grave, según la OMS

Madrid
SERVIMEDIA

Javier Baines, un pamplonés de 41 años, cursó un grado superior de Realización de Cine y Vídeo en la Escuela de Andoain (Guipúzcoa) y actualmente trabaja por las tardes en la Filmoteca de Navarra, pero por la mañana su película es otra muy distinta. Tres veces por semana asiste a la Clínica de Rehabilitación San Francisco Javier de Pamplona para tratar un cuadro de esquizofrenia paranoide que protagoniza desde hace más de 20 años.

“Con 15 años me diagnosticaron ansiedad depresiva nerviosa; luego con 20, esquizofrenia paranoide; y hace cinco determinaron que tenía esquizofrenia paranoide persistente, es decir que, pese a estar medicado puedo sufrir una crisis en cualquier momento”, reconoce Javier Baines en una entrevista a Servimedia.

A los nueve años escuchó voces por primera vez que le decían que agrediera a un compañero del colegio. “La primera alucinación fue el 11-S mientras veía el ataque contra las Torres Gemelas en televisión. De repente vi un haz de luz extraño”, recuerda. A veces escucha voces de niños que se ríen, pero subraya que el capítulo que más le asustó fue “ver sangrar por los ojos a las personas”.

Ha estado ingresado en la Unidad Hospitalaria Psiquiátrica de Pamplona en varias ocasiones tras sufrir diversas crisis psicóticas. La última, el pasado mes de septiembre, cuando él mismo solicitó su ingreso “por las descompensaciones que estaba sufriendo y sus visitas casi semanales al servicio de urgencias”, confiesa.

La pandemia hizo mella en él con especial crudeza. Durante ese tiempo de reclusión encontró en la escritura una terapia, “una forma de desahogarse”. Así publicó ‘Diario de confinamiento de un esquizofrénico’ bajo el pseudónimo de Hugo Ruiz Moreno. “Tras leer el libro mi psiquiatra me animó a que continuara escribiendo y también a que saliera del armario”, confiesa el joven. “Hay que eliminar el estigma que se crea alrededor de la enfermedad mental. Simplemente, con no tener miedo a decir que se padece una enfermedad mental se cambiarían muchas cosas y se alcanzaría cierta normalidad”.

Cuando se refiere al Centro de Rehabilitación prefiere no hablar de amigos, sino de compañeros de batalla. Tras pasar cinco meses de internamiento, en la actualidad asiste a esta unidad sólo las mañanas de los martes, jueves y viernes para seguir sesiones de terapia de grupo y recibir la medicación que necesita para mantener a raya a esta dura enfermedad mental. “Ahora me inyectan un fármaco antipsicótico cada 21 días, además de tomar la medicación. Soy consciente de que no puedo dejarla bajo ningún concepto”.

Una de las características principales de esta enfermedad mental suele ser la cronicidad. No en vano, el caso de este joven está tipificado de ‘persistente’ por su prevalencia a lo largo del tiempo y porque pese al tratamiento, no tiene curación. Esto no significa que los pacientes con esquizofrenia no puedan llevar una vida normal.

Hace apenas un mes que Javier se ha incorporado a su nuevo trabajo. Se encarga de chequear las entradas a las proyecciones de la Filmoteca de Navarra y ofrecer el micrófono a los asistentes cuando hay cinefórum. Eso sí, su vida transita entre las salas de cine y las del centro hospitalario. Se ha acostumbrado a convivir con un trastorno mental grave que le coloca ante situaciones, como él describe, “psicóticas o que no son reales”. “Sigo escuchando voces que me dicen que me haga daño a mí o a personas que quiero, pero cuando esto ocurre sé cómo actuar. Me voy de casa y busco a algún amigo que me pueda escuchar”.

FAMILIA Y AMIGOS SALVAVIDAS

Javier insiste en que gracias “al cariño de una familia maravillosa y unos amigos estupendos” se pude salir adelante. “Me aceptan como soy y me apoyan incondicionalmente. Eso es clave para una persona con una patología mental”, subraya. Ha encontrado en su entramado de amistades una especie de ‘detectores de realidad’ .

"Cuando empiezo a escuchar voces o a ver ‘cosas raras’ pregunto a mi entorno", explica el pamplonés casi con cierta naturalidad y prosigue, “si ellos no las ven ni las oyen es que mi cabeza ya está a lo suyo”. La escritura también le ha ayudado a escapar de esta película de la que es protagonista forzoso. Acaba de publicar su último libro ‘Liderazgo de una madre’, firmado por él, y ha presentado el cortometraje ‘Entre dragones’, basado en las vivencias de su infancia.

Este miércoles se conmemora el Día Mundial de la Esquizofrenia, un trastorno mental grave que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a aproximadamente 24 millones de personas; es decir, a una de cada 300 personas. Con motivo de esta efeméride, el pamplonés insiste en la importancia de ponerle rostro a la enfermedad y hablar de ella. “Me interesa que mi testimonio sirva para ayudar a otras personas en circunstancias parecidas a la mía y para que las que no sufren ningún trastorno nos comprendan mejor”, afirma Javier.

El estigma contra las personas con esquizofrenia es intenso y generalizado, es causa de exclusión social y afecta a sus relaciones con los demás. “Creo que la rechazan por el desconocimiento que hay de la misma y por culpa de algunos medios sensacionalistas que nos ‘tachan’ a los enfermos de ‘peligrosos’, pero menos del 3% de los esquizofrénicos son agresivos”, asegura. “No me gusta hablar de la enfermedad en términos generales porque cada persona es un mundo. No somos un diagnóstico, sino personas con una enfermedad”, reivindica el escritor que se encuentra inmerso en la creación de su próxima novela y que continúa, como cada cual, con su ‘persistente’ película.

(SERVIMEDIA)
24 Mayo 2023
AOA/pai/clc