Ésta es la principal conclusión de un informe especial sobre la intrusión de polvo de origen sahariano sobre la península entre los pasados 14 y 16 de marzo. El trabajo fue elaborado por Juan Andrés García-Valero, del Área de Técnicas y Aplicaciones de Predicción de la Aemet.

El informe apunta que la fuerte tempestad de viento originada sobre el Sahara, así como su persistencia mantenida durante más de 24 horas, contribuyó "de manera significativa a la inmensa nube de polvo que invadió desde la segunda mitad del día 14" la Península Ibérica, al entrar por el sureste.

Además, la inestabilidad asociada a la borrasca Celia y su frente frío contribuyeron a que el polvo se elevase en altura y alcanzara grandes distancias por la fuerte circulación existente en los niveles más altos.

La invasión de polvo empezó a cubrir los cielos de amplias zonas de España desde la tarde del día 14 hasta gran parte del día 16. La intrusión entró en la península por su extremo suroriental (provincias de Alicante, Murcia, Almería y Granada).

Dos estaciones de calidad del aire -concretamente en Peñausende (Zamora) y Campisábalos (Guadalajara)- llegaron a registrar valores extremos de partículas PM10 cerca de 1.000 microgramos por metro cúbico, cuando valores medios diarios superiores a 50 suponen un riesgo importante para la salud.

Otro estudio que abarca episodios de intrusión de polvo sahariano entre 2001 y 2016 indica que las concentraciones máximas observadas en esos 17 años fueron de unos 320 microgramos por metro cúbico en puntos del sur y el este peninsular. Y desde 2017 hasta este año no se produjo ninguna entrada relevante en la península.