Urtasun, de 41 años y miembro entonces de Iniciativa per Catalunya, fue asesor del eurodiputado Raül Romeva, que terminaría pasando a ERC y siendo condenado por su participación en el proceso independentista, fue elegido diputado por La izquierda Plural en 2014 y por Unidas Podemos por Europa en 2019.

En el Parlamento Europeo es vicepresidente del grupo de Los Verdes, una carrera europea que le ha costado abandonar para ser ministro por Sumar, formación que lo recuperó para la política española al nombrarlo el pasado verano portavoz de su campaña para las elecciones generales.

A Urtasun los Comunes le han promovido como su ministrable después de que renunciara a serlo la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, según algunas fuentes vetada por Junts, que hizo de ella su némesis en su intento, finalmente frustrado, de recuperar la Alcaldía con Xavier Trias como candidato.

Luego de que Pedro Sánchez confirmara su nombramiento, Urtasun publicó el siguiente mensaje en redes sociales: “Muy agradecido por la confianza de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Asumo el reto con ilusión y responsabilidad para trabajar por la Cultura como un derecho de la ciudadanía de nuestro país”.

El hecho de que Cultura iba a cambiar de partido en el Gobierno de coalición (hasta ahora lo dirigía el socialista Miquel Iceta) tomó cuerpo durante el debate de investidura de Pedro Sánchez, cuando la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dedicó una parte de su discurso a esta cuestión.

Díaz enumeró los, a su juicio, retos que tiene ante sí el nuevo ministro de Cultura: reformar el Instituto Nacional de las Artes Escénicas (Inaem), cuya fundación se remonta a 1985; aprobar una ley de derechos culturales, que consolide la idea de que “la cultura es un derecho”.

También aludió a la necesidad de “democratizar la cultura” para hacer accesible ésta a toda la ciudadanía y de avanzar en el desarrollo del Estatuto del Artista.

Urtasun tendrá entre sus retos, además de los mencionados por Yolanda Díaz, la creación de la Oficina Española de Derechos de Autor y Conexos, cuya puesta en marcha se pospuso por el adelanto de las elecciones generales; una cuestión que suscita consenso entre todas las fuerzas políticas.

También ahondará en la continuidad del Bono Cultural Joven, un instrumento que este año han solicitado un total de 326.579 chavales, el 65,58% de los beneficiarios, un 7,8% más que en 2022.

Del mismo modo, tendrá que retomar el impulso de la Ley del Cine y de la norma que regula las enseñanzas artísticas superiores. Asimismo, habrá de promover un acuerdo entre los ámbitos institucionales de la cultura y la educación para “desarrollar estrategias y medidas recíprocas para ampliar la presencia del arte, la cultura y la creatividad tanto en la educación reglada como en la no formal”, según consta en el acuerdo suscrito por el PSOE y Sumar.

Por último, tendrá que poner en marcha un Plan de Infraestructuras Digitales Públicas para “garantizar el acceso, el alojamiento, la distribución y la protección de obras en el ámbito digital” y el desarrollo de “programas específicos de difusión, programación y divulgación cultural en las zonas rurales, especialmente el refuerzo al fomento de la lectura, la programación de artes escénicas mediante proyectos y producciones de sitios pequeños para que puedan girar por sus zonas colindantes e incluso por el territorio”.