Defensa

España y Alemania sondean alternativas ante las amenazas de Francia sobre el caza europeo del futuro

- Madrid y Berlín buscan el modo de salvar el programa si París cumple con su intención de continuar en solitario

MADRID
SERVIMEDIA EURACTIV

Las dudas y amenazas del gigante aeronáutico francés Dassault de construir por su cuenta el nuevo sistema europeo de defensa, que incluye el caza de nueva generación (FCAS), han llevado a España y Alemania, los otros dos socios del proyecto, a sondear alternativas para suplir el posible vacío que podría dejar París y así salvar el emblemático programa.

Los ministros de Defensa de los tres países tenían previsto reunirse en Berlín este mes de octubre para trazar la nueva hoja de ruta del programa. Sin embargo, la crisis política en Francia provocó que el calendario para resolver las fuertes desavenencias entre los socios franceses y alemanes por hacerse con la parte más grande del programa sea cada vez menos concreto.

Y es que Dassault, contratista principal de Francia en el proyecto, con una inversión de 100.000 millones de euros, ya dejó clara su preferencia por desarrollar un caza de nueva generación por su cuenta. Así, teniendo en cuenta que Francia se retiró de dos proyectos anteriores para construir cazas paneuropeos, incluido el Eurofighter, en el cual participa España, la amenaza suena real.

En este contexto, según fuentes cercanas a Berlín, se estarían barajando tres opciones para tratar de solventar el problema que podría llegar a plantearse.

La primera es que Alemania y España podrían continuar sin Francia, aunque los expertos coinciden en que sería una tarea difícil. "En la práctica, un FCAS sin Francia equivaldría a reiniciar a un programa totalmente distinto", afirmó Alain De Neve, experto aeroespacial del Real Instituto Superior de Defensa de Bélgica.

El reto se centra en la división del trabajo. Francia lidera el desarrollo del fuselaje del caza, y prescindir de Dassault -que diseñó los míticos Rafale o Mirage- sería difícil. En este sentido, según Emil Archambault, experto en defensa del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, uno de los principales objetivos de los programas conjuntos es "acceder a redes de conocimientos más amplias y aprovechar los puntos fuertes y los mercados de múltiples socios". La experiencia del Eurofighter "demuestra que los cazas verdaderamente competitivos se construyen mediante coaliciones industriales", añadió De Neve al respecto.

En opinión de Samuel Faure, experto en política europea de defensa de Sciences Po Saint-Germain-en-Laye, la experiencia de Alemania y España con el Eurofighter les da al menos cierta base para continuar de forma independiente. Sin embargo, Ronja Kempin, analista senior de defensa del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, afirma que España "no aporta la capacidad de innovación necesaria en áreas como la IA y la comunicación de sistemas" para que Berlín y Madrid puedan fabricar el FCAS en solitario.

UNIRSE A UN PROYECTO RIVAL

Mientras, los dos países que se asociaron inicialmente con Alemania y España en el Eurofighter, Italia y Reino Unido, trabajan ahora en un proyecto rival de aviones de combate de sexta generación con Japón: el Programa Aéreo de Combate Global (GCAP). Y es aquí donde estaría la segunda opción: unirse a este consorcio.

Pero los expertos coinciden en que unirse al GCAP en esta fase dejaría a Alemania y España con escasa influencia y rendimientos industriales limitados en ese programa. "La puerta no está cerrada, pero el ‘núcleo’ está cerrado", comentó De Neve, al tiempo que señala que quienes se sumen ahora al proyecto probablemente se limitarían a contribuir con sistemas secundarios como sensores, conjuntos de guerra electrónica, la nube de combate, o mantenimiento.

Eso podría complementar la experiencia alemana y española. Airbus Defence and Space lidera la arquitectura en nube del FCAS, que enlaza el avión con los drones que lo acompañan, mientras que la española Indra aporta sólidas capacidades en el desarrollo de sensores. En ese sentido, una fuente del sector cercana a los planes de Airbus DS declaró recientemente que los aspectos de la nube de combate y los vuelos no tripulados del GCAP siguen sin estar bien definidos, lo cual deja un espacio potencial para la colaboración.

"Si Alemania aceptara un papel menor en el GCAP, o incluso un papel de importador, ello tendría consecuencias negativas para la industria aeroespacial alemana, y su capacidad de retener experiencia y capacidad», advirtió Archambault. Incluso con la participación en el mantenimiento y las actualizaciones, "sería casi imposible mantener una industria alemana de cazas que sea operativa sin un proyecto liderado por Alemania", agregó.

EMPEZAR DE CERO

Berlín, que no está dispuesto a desempeñar un papel secundario pero tampoco quiere ir en solitario, podría buscar nuevos socios, y dispone de los recursos para hacerlo, lo que abriría la tercera opción. "A Alemania y a Airbus les convendría convencer a muchos socios más pequeños", afirmó Archambault. España sería el primer socio natural, seguido de Suecia (con sus emblemáticos cazas Gripen-E), sugieren los expertos.

Aunque Berlín negó que existan conversaciones sobre un nuevo proyecto y que Suecia no haya tomado una decisión sobre un caza de nueva generación hasta después de 2030, Saab aporta a Alemania una valiosa experiencia en aviones de combate y lazos industriales ya existentes, señaló el experto.

El entorno operativo previsto por Alemania también coincide con la "orientación estratégica básica de Suecia, es decir, la defensa contra Rusia", afirma Kempin. Así se eliminarían los puntos de controversia que dificultan la cooperación con Francia, especialmente la insistencia de París en la capacidad nuclear y en las opciones de lanzamiento (del futuro avión) desde portaaviones (como el Rafale naval).

Además, trabajar con Suecia también podría atraer a otros países nórdicos como socios menores o compradores potenciales, añadió. Bélgica también podría desempeñar un papel, dado su estatus de observador en el FCAS y su interés declarado en el proyecto. "Para determinados elementos de la arquitectura del FCAS, puede ser posible una cooperación específica, incluso con socios británicos, italianos o incluso franceses", apuntó Archambault.

«En resumen, España y Suecia podrían reforzar los sensores, la aviónica, la arquitectura de misión y las pruebas de vuelo, pero la propulsión y la integración furtiva (para evitar la detección por radar) seguirían siendo los nudos críticos a resolver", sentenció el experto aeroespacial belga De Neve.

(SERVIMEDIA)
13 Oct 2025
FCM/clc