Así lo asegura WWF en su informe ‘Los costes ocultos de las granjas de visón americano’, dado a conocer este viernes coincidiendo con el hecho de que el Consejo de Ministros haya dado luz verde al anteproyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales. Ese texto prohíbe criar animales que no sean autóctonos, como el visón americano, empleado en peletería.

WWF ha enviado una carta al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, con copia a las ministras Teresa Ribera (Transición Ecológica y Reto Demográfico), Caronia Darias (Sanidad) y Ione Belarra (Derechos Sociales y Agenda 2030) para solicitar el cierre inmediato de las 27 granjas de visón americano que aún están activas en España.

La organización lleva más de un año solicitando este cierre a través de la campaña ‘Cierre de granjas de visón YA’ y ahora aporta un informe que recopila datos económicos asociados a la cría de visón americano y analiza los impactos positivos y negativos que genera esta actividad en España.

Según este análisis, la producción de pieles de visón en España es reducida en comparación con la de los grandes productores europeos y, además, está en “continuo retroceso”, con una caída de la demanda, producción y precios.

En total, casi un 30% de las granjas de visón americano han cerrado en los últimos dos años en España, que cuenta con 27 granjas activas que generan alrededor de 270 puestos de trabajo, muchos de ellos estacionales, poco especializados y con bajos salarios, según WWF.

Sin embargo, esta organización apunta que esta actividad “residual” genera “enormes impactos negativos”, pues la expansión del visón americano afecta a especies gravemente amenazadas como el visón europeo o el desmán ibérico.

“Hoy se valora en el Consejo de Ministros por primera vez la Ley de Protección y Derechos de los animales, que contempla la prohibición de las granjas de visón americano, ya que las condiciones de hacinamiento en las que se crían estos animales no permiten garantizar su bienestar. Pero, además, estas instalaciones son muy peligrosas, porque albergan una especie invasora y vector de covid-19”, indicó Laura Moreno, responsable del programa de especies de WWF España.

Moreno concluyó al respecto: “Es el momento de poner fin a una actividad del siglo pasado, que nos cuesta millones de euros cada año, millones de vidas de animales y pone en riesgo la salud de las personas y de la naturaleza”.