La declaración de La Haya, tras la cumbre llevada a cabo ayer y hoy, recoge que la inversión del 5% comprenderá dos categorías esenciales de inversión en defensa. Por un lado, los aliados destinarán al menos el 3,5% del PIB anualmente, sobre la base de la definición acordada de gasto en defensa de la OTAN para 2035, a las necesidades básicas de defensa y al cumplimiento de los objetivos de capacidad de la OTAN.

Por el otro lado, los aliados invertirán hasta el 1,5% del PIB anualmente para, entre otras cosas, “proteger nuestra infraestructura crítica, defender nuestras redes, garantizar nuestra preparación civil y resiliencia, dar rienda suelta a la innovación y fortalecer nuestra base industrial de defensa”.

Los 32 aliados, incluido EEUU, se reafirman en su “férreo compromiso con la defensa colectiva, consagrado en el artículo 5 del Tratado de Washington: que un ataque contra uno es un ataque contra todos”.

La motivación principal de la decisión, señala la declaración, es reforzar la unión frente a “las profundas amenazas y desafíos de seguridad, en particular la amenaza a largo plazo que representa Rusia para la seguridad euroatlántica y la amenaza persistente del terrorismo”.