Sin embargo, esta medida -acompañada del adelanto de una hora en marzo- es muy criticada por un sector de la ciudadanía, especialmente las personas mayores, los enfermos cróicos y los trabajadores del turno de noche, por las molestias que produce.

Estos colectivos acusan especialmente que la noche tenga una hora más o menos y tardan hasta una semana en asimilar el cambio horario, según los psicólogos.

La próxima madrugada tampoco pasará desapercibida para los viajeros de ferrocarril. A las tres de la mañana, los trenes se detendrán en la próxima estación y esperarán una hora para reiniciar la marcha.

No son pocas las voces que dicen que tampoco es tanto el ahoro energético para la cantidad de trastornos psicológicos e incomodidades que ocasiona, sobre todo porque el beneficio de ese ahorro no se ve por ninguna parte.