Al término de la concentración, tomó la palabra el vicepresidente de la asociación de guardias civiles COPROPER, José Morata, para leer un comunicado en el que resaltó que "el extremismo violento y el de aquellos que le dan cobijo ideológico y material merecen ser seriamente avisados que los ciudadanos no estamos dispuestos a acptar su juego macabro".

"Ha llegado la hora de escupir nuestro desprecio a los terroristas y a sus valedores por su condición de verdugos de libertades y de vidas", agregó, "y por eso propugnamos su aislamiento social".

Morata pidió "la unidad de los ciudadanos contra el terrorismo y la defensa de las instituciones democráticas, porque son el mejor antídoto contra el ataque continuado que ha diseñado ETA para debilitar el marco constitucional".

En ese contexto, añadió el miembro de la Guardi Civil, "demandamos de las instituciones la aplicación de la norma y su modificación cuando aquella sea insuficiente para corregir a los violentos".

Reclamó de los partidos políticos el compromiso de acabar definitivamente con ETA a través de la finalización de la cobertura ideológica "que jusifica de manera sutil la existencia del terrorismo en la falsa premisa de la falta de libertad de los vascos para decidir su futuro".

En este sentido, pidió "la implantación, en los centros de formación, de rogramas adecuados que eduquen para la paz y la solidaridad entre todos los españoles y no en el fomento del odio o en el estímulo de idealizadas afrentas, y por la superación de la división de la sociedad entre nacionalistas y no nacionalistas".

Al acto, convocado por el Movimiento contra la intolerancia, asistieron el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón; la alcaldesa en funciones de Madrid, María Tardón; el presidente del PP de Madrid, Pío García Escudero; el secretario de Oganización del PSOE, José Blanco, y la diputada socialista Leire Pajín, entre otros.