Esta es una de las conclusiones de unas jornadas celebradas en el Congreso de los Diputados sobre el balance de los veinte años transcurridos desde el ingreso de España en la Unión Europea, en la que han participado eurodiputados de todos los partidos, el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, y sus antecesores españoles, Enrique Barón y José María Gil Robles.

Las jornadas, organizadas por la Oficina del Parlamento Europeo en España y el Real Instituto Elcano, han consistido en mesas de trabajo a puerta cerrada y debates abiertos en los medios de comunicación, de los que han salido varias conclusiones en forma de declaración final.

Parten de que el balance desde 1986 es "sumamente favorable" en todos los terrenos, y subrayan como clave del éxito el consenso en el que se sustentó la adhesión, incluso antes de producirse.

Expresan por ello su gratitud a quienes participaron en aquellas negociaciones, especialmente a Adolfo Suárez, Marcelino Oreja, Leopoldo Calvo Sotelo, Fernando Morán y Felipe González.

Pese a todo ello, expresan también su preocupación por el "escaso interés" que suscitan los asuntos europeos entre los ciudadanos, incluso entre la clase política y los medios de comunicación.

Alertan por ello de la necesidad de mejorar la comunicación con los ciudadanos, especialmente los jóvenes. Proponen, en concreto, fomentar el conocimiento de la UE en todos los niveles del sistema educativo, mejorar la enseñanza de otras lenguas europeas, e impulsar los intercambios universitarios.

"FALTA DE LIDERAZGO"

Advierten también sobre una "falta de liderazgo" en las instituciones europeas, como una de las causas de "ralentización" del proceso de integración.

A pesar del éxito del proceso, creen que la UE debe afrontar nuevas demandas de los ciudadanos con políticas sobre cambio climático, seguridad o inmigración, que debe ser un "asunto prioritario".

"Es necesario desarrollar una política de inmigración común, que contemple aspectos tales como la ayuda al desarrollo, y obtenga compromisos firmes por parte de los países de origen", precisa la declaración.

Para responder a esas nuevas necesidades hacen falta recursos, añaden, y llaman también a no descuidar la integración de los países miembros, paralelamente a la ampliación a nuevos socios.

Señalan la Constitución Europea como mejor instrumento para afrontar todos los nuevos retos. "Si no pudiera aprobarse en su estado actual, España debe procurar construir sobre los consensos que lo hicieron posible, a fin de rescatar sus elementos centrales. De no ratificarse el Tratado Constitucional", concluye, "debemos explorar todas las fórmulas que permitan avanzar a los Estados miembros que así lo deseen".