"La mayor parte de las empresas extremeñas no podemos exportar nuestros jamones. De momento se nos exige una fianza económica a la que es muy arriesgado hacer rente y unos controles técnicos bastante estrictos". Así de rotundo se mostró Victoriano Contreras, uno de los industriales más importantes del sector de embutidos de Monesterio (Badajoz), localidad donde ayer por la tarde se cerró la sexta edición del Día del Jamón.

El certamen promocional del jamón artesano de esta población del sur extremeño ha hecho especial hincapié en los problemas derivados de la homologación de las industrias -antes del 31 de diciembre de este año-, el fraude en el sector y lo obstáculos que se encuentran a la hora de exportar.

Sobre este último punto, Contreras indicó que las pequeñas y medianas empresas lo tienen en la actualidad realmente complicado, una opinión que es compartida por la mayoría de los industriales de este sector, que mueve cada año en Extremadura alrededor de 50.000 millones de pesetas.

Hace un año que Estados Unidos abrió sus puertas a los jamones españoles, después de una década de veto. Sin embargo, las industrias de la región no han podido o nohan sabido adentrarse en este mercado, a pesar de los buenos presagios que desde el primer momento vislumbraron las autoridades españolas.