Discurso Rey

Felipe VI advierte que la "tensión" política provoca "hastío, desencanto y desafección"

MADRID
SERVIMEDIA

Felipe VI advirtió este miércoles, en su tradicional mensaje de Navidad, que la "tensión" política provoca "hastío, desencanto y desafección" en la población. "Realidades, todas ellas, que no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo", aseveró.

Desde el salón de Columnas del Palacio Real de Madrid, el Rey puso en valor "la convivencia democrática" y el espíritu de la Transición al tiempo que afeó la "tensión en el debate público".

En su duodécimo mensaje de Navidad a los españoles, el primero que realiza de pie, Felipe VI afirmó que "la Transición fue, ante todo, un ejercicio colectivo de responsabilidad" y señaló los "desafíos" a los que se enfrenta en la actualidad la sociedad. Entre ellos, colocó la desafección ante la clase política, a quien invitó a recordar el camino de la Transición que fue un éxito gracias a la "voluntad compartida de construir un futuro de libertades basado en el diálogo".

"A lo largo de estos 50 años nuestro país ha demostrado reiteradamente que sabe responder a los desafíos internos y externos cuando hay voluntad, perseverancia y visión de país. Lo vimos en crisis económicas, en emergencias sanitarias, ante catástrofes naturales, y también lo vemos cada día en el trabajo callado y responsable de millones de personas", incidió.

DIÁLOGO, RESPETO, EJEMPLARIDAD, EMPATÍA Y DIGNIDAD

Felipe VI defendió el progreso de España en las últimas cinco décadas y afirmó que la transformación del país ha sido posible "cuando hemos sabido encontrar objetivos que compartir".

En la raíz, dijo el monarca, está "la convivencia". Una palabra que repitió hasta en siete ocasiones a lo largo de su discurso.

"La convivencia no es un legado imperecedero. No basta con haberlo recibido: es una construcción frágil. Por esa razón, todos debemos hacer del cuidado de la convivencia nuestra labor diaria. Y para ello necesitamos confianza", aseveró. Un vocablo, confianza, al que recurrió en seis ocasiones.

"En este mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis, las sociedades democráticas atraviesan, atravesamos, una inquietante crisis de confianza. Y esta realidad afecta seriamente al ánimo de los ciudadanos y a la credibilidad de las instituciones", advirtió.

En este punto, el Rey aseguró que "los extremismos, los radicalismos y populismos se nutren de esta falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y de las dudas sobre cómo abordar el futuro". Y animó a los españoles a preguntarse, "sin mirar a nadie, sin buscar responsabilidades ajenas", "qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia". "¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?", se interrogó.

La solución a la crisis de confianza pasa por el diálogo, dijo, porque la resolución de los problemas "requieren del concurso, la responsabilidad y el compromiso de todos".

Apeló también el Rey al respeto y a la "ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos"; a la empatía y a "la necesidad de situar la dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso y de toda política".

El Rey defendió que las ideas propias no pueden ser dogmas, "ni las ajenas, amenazas" y aseguró que para avanzar es necesario llegar a acuerdo y hacer renuncias por el "bien común".

"Cada tiempo histórico tiene sus propios desafíos. Los caminos fáciles no existen. Los nuestros no lo son ni más ni menos que los de nuestros padres o abuelos. Pero tenemos un gran activo: nuestra capacidad de recorrerlos juntos. Hagámoslo con la memoria de estos 50 años y hagámoslo con confianza. El miedo solo construye barreras y genera ruido, y las barreras y el ruido impiden comprender la realidad en toda su amplitud". "Somos un gran país", resolvió Felipe VI.

(SERVIMEDIA)
24 Dic 2025
MAG/clc