La comisión abordó hoy el debate del Título VI del proyecto, la financiación autonómica. El PP defendió sin éxito una enmienda en la que pedía la supresión del título y la vigencia del sistema actual. También ERC había presentado 16 votos particulares al texto aprobado en el trámite de ponencia.

Sólo se aprobó una enmienda transaccional a uno de los textos de ERC, concretamente al artículo 208.6 para que, a la hora de fijar las necesidades de gasto de la Generalitat, se tenga en cuenta como variable a la población inmigrante y los ciudadanos en situación de exclusión social.

Se debatieron también nueve disposiciones adicionales que hacían referencia a la financiación de Cataluña, aunque serán votadas en la sesión de la tarde, junto al resto de las disposiciones.

La sesión visualizó las discrepancias existentes aún entre el PSOE, CiU e Iniciativa per Catalunya, por un lado, y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), por otro, con una especial dureza en las invertevenciones cruzadas de los representantes de CiU y de ERC.

El presidente de CiU, Artur Mas, dijo en un momento dado que haber pactado un sistema de financiación en el seno del tripartito superado después por el acuerdo de CiU con el presidente del Gobierno debe ser "duro" de asimilar.

El portavoz de ERC, Joan Puigcercós, acusó a Mas de arrogarse la representación del Parlamento de Cataluña y le hizo una pregunta: "Si Rodríguez Zapatero tenía que comprar un Estatuto que valía doce y usted llega y se lo vende por tres, ¿por qué va a cambiar?".

"DOGMAS" DE PP Y ERC

El PP defendió su enmienda de totalidad con el argumento, expresado por Francisco Utrera, de que el texto vulnera la Constitución y, lejos de dejar la financiación "limpia como una patena", deja la normativa como "un lodazal".

También Elvira Rodríguez insistió en que un análisis detallado del texto de la ponencia demuestra que la corrección para adecuarlo a la Constitución es sólo "aparente", ya que se configura un nuevo sistema que limita la solidaridad.

Sergi de los Ríos defendió los votos particulares de ERC basándose en el "déficit fiscal" de Cataluña, que obliga a los catalanes "a pagar más de lo que reciben a cambio" y condiciona las políticas económicas y sociales de la Generalitat.

Aseguró que el texto aprobado por el Parlamento catalán contenía un "nuevo modelo" que satisfacía las nacesidades diagnosticadas, y que se truncó "el fatídico fin de semana" en el que el presidente del Gobierno cerró su acuerdo con CiU.

Su tesis fue refrendada por Joan Ridao, para quien el texto acordado entre el Gobierno y CiU "no tiene nada que ver" con el inicial, ya que se reduce a "más de lo mismo" aunque se aumente la cesta de impuestos.

El socialista Diego López Garrido recuperó las posiciones del PP y de ERC, plenamente contrapuestas y ambas "dogmáticas", para sentenciar que resulta imposible dar la razón a las dos. En su opinión, la realidad está entre las dos.

López Garrido reconoció que las inversiones del Estado en Cataluña han caído en los últimos años por debajo de su PIB, por lo que uno de los objetivos alcanzados con el acuerdo es superar ese déficit, junto a la solidaridad interterritorial.

En definitiva, dijo, el acuerdo proporciona a Cataluña una "poderosa hacienda", incorpora al modelo factores que pesan sobre su necesidad de gasto, se asegura una fuerte inversión estatal, y se garantiza el anclaje del modelo catalán con el general.

El presidente de Iniciativa per Catalunya (IC-V), Joan Saura, respaldó el sistema acordado por ver en él "un nuevo modelo, bueno para Cataluña".

El presidente del PP catalán, Josep Piqué, coincidió en argumentos con sus compañeros de partido y fue rebatido por el portavoz de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, que acusó al PP de mentir para volver al Gobierno igual que lo hicieron, aseguró, sobre el 11-M.

"ESPECTÁCULO HISTRIÓNICO"

Sus palabras suscitaron las protestas de los diputados del PP, también cuando criticó la recogida de firmas, entre ellas "la de Superman y la de Super ratón", y aseguró que han conseguido "que el señor Tejero, en vez de darse un garbeo por el Congreso, pistola en mano, firme su iniciativa".

Artur Mas defendió los logros alcanzados más allá de la foto de La Moncloa, y aseguró, además, que se basan en los resquicios abiertos en los modelos suscritos en 1993 y 1996, primero con el PSOE y después con el PP, cuando se abrió la participación de las comunidades autónomas en los impuestos del Estado.

Dijo al PP que el modelo pactado es claramente mejor que el actual, y a ERC que la bilateralidad ha quedado reforzada y "se acabó el ir a pedir alpiste al final del año".

Censuró por ello "el espectáculo histriónico" dado por los partidos que forman el Gobierno catalán al no ponerse de acuerdo sobre el contenido de la reforma. Hay que ser "más serio", dijo.