Así, los cazadores de patos salvajes, gansos, becadas y becacines podrán disfrutar de su deporte diez semanas más de lo establecido por la directiva europea que protege a las aves migratorias desde hace 19 años.

Estas aves no son originarias de Francia, sino que pasan por este país en sus dos migraciones anuales, en primavera y otoño,cuando van de los países fríos a los cálidos en invierno y cuando regresan al norte en verano para alimentarse.

La aprobación de esta medida podría provocar también una crisis política en el país vecino, ya que la ministra de Medio Ambiente, Dominique Voynet, cabeza del Partido Verde francés, ha anunciado que se negará a firmar esta ley.

La caza de aves en Francia es un deporte muy popular y esta acción ha sido vista como un movimiento de los antieuropeistas. El grupo de presión de los cazadores a defendido la propuesta diciendo que "los burócratas de Bruselas están destruyendo la cultura del campo francés".

La realidad es que la directiva sobre caza de aves migratorias fue aprobada en 1979 por todos los gobiernos de la Unión Europea, estando además bajo presidencia francesa. Pero lo cierto es que Francia nunca ha aplicado la norma estrictamente, provocando un aviso de sanción del Tribunal Europeo en 1994.