Esta iniciativa pretende conseguir que universidades, gobiernos, empresas y grupos medioambientales colaboren en la investigación con el fin de determinar la huella total de dióxido de carbono generada en la producción y utilización de los combustibles actuales y de los que se encuentran en fase de desarrollo.

El objetivo es determinar si los nuevos biocombustibles obtenidos a partir de maíz y otros vegetales son realmente menos perjudiciales para el medio ambiente, algo que numerosas organizaciones ecologistas cuestionan.

El próximo miércoles se celebrará en Washington DC una reunión con el fin de debatir vías para combinar las investigaciones que actualmente se encuentran en desarrollo en todo el mundo, y animar a los gobiernos y empresas a contribuir con la financiación necesaria.

Representantes de la Fuerza Aérea estadounidense ya han mantenido reuniones con anterioridad con sus homólogos del Reino Unido y Francia para debatir vías para hacer sus actividades más respetuosas con el medio ambiente, y se reunirán de nuevo el próximo mes de junio en París.

Según William Anderson, vicesecretario de la Fuerza Aérea estadounidense, "la aviación militar debería aprender de las líneas aéreas civiles que ya han estudiado cómo mejorar la eficiencia de los combustibles."

"Aunque todo el mundo vincula las fuerzas aéreas con los cazas, la mayor parte de nuestra actividad consiste en transportar personas y mercancías, al igual que hacen las compañías privadas de aviación", subrayó Anderson.