GAL. UN CONDENADO POR UNO DE LOS ASESINATOS DEL GAL ASEGURA QUE LA ORDEN PARA ATENTAR SE LA DIO UN GUARDIA CIVIL
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
Daniel Fernández Aceña, miembro de los GAL condenado a 30 años de cárcel por el asesinato del ferroviario francés Jean Pierre Leyba en 1984, manifestó a Tele 5 que la orden para atentar se la dio un guardia civil.
En una entrevista difundida esta noche por ese canal privado de televisión, Leyba, qe asegura no estar arrepentido de lo que hizo, explicó que fue reclutado como confidente de los los servicios antiterroristas del cuartel de Intxaurrondo por un guardia civil, de nombre Andrés, destinado en la frontera de Irún.
Aceña aceptó ser infiltrado en la cooperativa Trasfesa, de Hendaya, en la que trabajaban refugiados vascos, y en la que conseguía información y comprobaba datos sobre terroristas. La información la entrega a Andrés o a Víctor Manuel Navascués, su contacto civil, un industrial aincado en Irún, con vinculaciones ultraderechistas y que fue juzgado por el asesinato de Leyba, aunque resultó absuelto.
Fue este industrial quien le presentó a las dos personas que lo reclutaron para el GAL, si bien Aceña no reveló sus nombres. "No me atrevo. En esta historia hay que callarse y que cada palo aguante su vela", explicó a Tele 5.
Una vez integrado en el 'comando Jaizubia' del GAL, la primera y única acción mortal en la que participó fue el asesinato de Jean Pierre Leyba, cuya muert a tiros en la estación de Hendaya fue siempre considerada como un error de esa banda terrorista.
Sin embargo, Aceña, que fue compañero de trabajo de Leyba en Trasfesa durante un año y medio, lo niega y asegura que "Leyba trabajaba de camarero en el bar 'Hendayais', propiedad de su tío, donde los industriales pagaban el impuesto revolucionario".
Tras el atentado, Aceña escuchó por la radio que su cómplice, Mariano Moraleda, había sido detenido, y decidió entregarse. Según su versión de lo sucedid a continuación, prepararon su coartada, bajo la supervisión del jefe de la Brigada de Información de Irún, al que conocía por el apodo de "Kunta".
"Nos pusimos de acuerdo en lo que teníamos que decir, en la coartada. Que si estábamos allí por casualidad, que si no habíamos participado, y por supuesto, firmo lo que me ponen", indicó.
De esa manera, explicó, "no eramos ni mercenarios, ni policías ni guardia civiles. Eramos ultras y quedaba muy bien para la estrategia de Madrid cara a la opinión púlica". Aceña señaló que es consciente de que hizo de cabeza de turco, pero asegura que no se arrepiente. "Me he comido el marrón que me corresponde".
(SERVIMEDIA)
22 Oct 1996
M