Durante su intervención, Molins no habló directamente de retirada de apoyo, pero sí advirtió que el calendario de elecciones generales en marzo "pretendía" recuperar un clima de sosiego para gobernar. Ahora eso ya no es posible, dijo, tras el "enorme impacto" ante los españoles de la cadena de testimonios ante el juez Baltasar Garzón.

Se ha pasado en los cino días que median entre las declaraciones del comisario Planchuelo hasta las de Ricardo García Damborenea "a un nuevo clima de intranquilidad y a un clamor prácticamente unánime de convocatoria electoral inmediata".

Molins descalificó a Damborenea y a los partidos que, como PSOE, PP e IU, contaron o quisieron contar con su colaboración. "Además del alto sentido institucional que en CiU tenemos", añadió el portavoz catalán para argumentar por qué cree a González, "el principal de los motivos es que el eñor García Damborenea nunca nos ha inspirado la más mínima confianza: ni por sus actitudes, ni por sus provocaciones, ni por lo que decía hace diez años, hace tres meses o ahora".

El problema, insistió, no es creer a González o no. "El problema es que no es suficiente que nosotros le otorguemos esa confianza. No es a nosotros a quien debe convencer, sino al conjunto de los españoles. Ni la confianza ni la desconfianza que las diversas fuerzas políticas de este hemiciclo puedan manifestarle tiene hoy xcesivo peso".

La desconfianza "peligrosa", a su juicio, es la de la calle. "Es a ésta a quien debe usted dirigirse. Es esa desconfianza la que debe usted superar, esa credibilidad la que debe usted recuperar".

"Y si no lo consigue", prosiguió, "si no convence a la opinión pública, nuestro consejo es que convoque elecciones. Lo que puede llegar a hacer daño a España, a su economía -que se está recuperando-, a su capacidad de acción y, sobre todo, a su clima político y ciudadano es el hecho de quese instale entre sus gentes la más profunda desconfianza. En ese clima no se puede seguir".