El Ejecutivo español, consciente de la relevancia que entraña el establecimiento de estrategias políticas, económicas y sociales para hacer frente a los retos del envejecimiento en el siglo XXI, no sólo ha respaldado esta iniciativa, sino que ha sido su impulsor.

El Comité organizador estará adscrito al Ministerio de Trabao y Asuntos Sociales y entre sus funciones estarán las de dirigir y coordinar la preparación de todas las actividades y programas necesarios para el correcto desarrollo de la Asamblea, asegurara la coordinación entre los diferentes departamentos ministeriales y proponer al Ministerio de Asuntos Exteriores las actuaciones oportunas en el ámbito internacional.

La II Asamblea Mundial sobre envejecimiento estará abierta a la participación de todos los estados miembros de las Naciones Unidas, a miembros delos organismos especializados, a observadores y a otras organizaciones intergubernamentales. Este órgano estará compuesto por un presidente, dos vicepresidentes, el secretario y 16 vocales.

El Gobierno destinará 294 millones de pesetas a la celebración de esta Asamblea Mundial.