En este fuerte decenso influyó el hecho de que, a partir del 1 de enero de 1992, los trabajadores de países comunitarios ya no necesitan autorización administrativa para ejercer en España, mientras que en los cinco primeros meses del año pasado necesitaron de él 5.425 personas.

No obstante, el descenso afectó también a los permisos concedidos a trabajadores no comunitarios, que pasaron de 19.296 entre enero y mayo de 1991 a 13.419 en los mismos meses del 92, lo que supone un descenso del 30,5 por cien.

De los perisos concedidos, 13.419 correspondieron a hombres y 4.140 a mujeres. Un total de 10.494 fueron solicitados para ejercer un trabajo por cuenta ajena y 2.925 para activiades por cuenta propia.

Más de la mitad de los permisos concedidos, concretamente 7.205, tenían una vigencia máxima de un año, en tanto que menos de tres mil autorizaban a ejercer un trabajo por cuenta propia o ajena durante el periodo máximo permitido, cinco años.

La mayoría de los inmigrantes se colocaron en el sector servicios, 9904, mientras que 1.454 lo hicieron en la industria, 1.389 en la construcción y 589 en la agricultura.

Es especialmente significativo el número de ocupados en el comercio (1.684), hostelería (1.704) y servicios domésticos (1.391), lo que significa que la tercera parte de los inmigrantes se colocan como dependientes, camareros, peones y empleados o empleadas de hogar.

La nacionalidad predominante entre quienes obtuvieron permiso de trabajo fue, con mucha diferencia, la marroquí, con 3.326 beneficirios. Le siguieron los argentinos (1.470), los filipinos (806), los estadounidenses (750), los suecos (480), los chinos (466) y los japoneses (414).

De la República Dominicana, nacionalidad de la mujer asesinada la semana pasada en la localidad madrileña de Aravaca, obtuvieron permiso de trabajo 179 personas, cuatro más que en el mismo periodo de 1991. También lo lograron 46 apátridas.

A MADRID Y BARCELONA

La mayoría de los inmigrantes se colocaron en empresas de Madrid (4.255) y Barcelona (192), aunque muchos lo hicieron en provincias eminentemente turísticas, como Las Palmas (814), Baleares (644), Gerona (612), Tenerife (429) y Málaga (439).

Destacan también los permisos otorgados para trabajar en Melilla (448) y Ceuta (109), cifras evidentemente relacionadas con la fuerte entrada de inmigrantes norteafricanos, y principalmente marroquíes, en territorio español.

Los permisos de trabajo otorgados por la Administración española a los inmigrantes son de seis clases, y su duración oscilaentre los nueve meses y los cinco años. Los más cortos son los estacionales, que no son renovables, y sólo sirven para realizar trabajos de temporada.