Estas instalaciones se encuentran en las costas de Santa Pola, Tabarca, Calpe, Benidorm, Torrevieja, El Campello, Guardamar, Altea, La Vila Joiosa y Alicante y ocupan una superficie de 4.019 hectáreas, según informó hoy la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana.

Estos arrecifes artificiales han sido ocupados por poblamientos bentónicos que incrementan la productividad del sistema,aumentando a su vez la presencia de especies de interés pesquero. Esto ha favorecido, por ejemplo, que en los últimos años se hayan producido importantes capturas de doradas, salmonetes, pageles, pulpos y calamares.

Pero también estos arrecifes ejercerán un efecto disuasorio sobre la pesca de arrastre. Su uso permite evitar el peligro de enganche y rotura de las redes que, si se produjese de forma indiscriminada, provocaría efectos desvastadores en áreas de poca profundidad, afectando a algas, molusco y peces pequeños.

En las próximas semanas, además de los arrecifes ya existentes, la consejería va a llevar a cabo la instalación de un nuevo arrecife en la bahía de Alicante, que tendrá un coste de 536.000 euros. Esta instalación permitirá la estabilización de las capturas a medio plazo al limitar la pesca de arrastre.

Los arrecifes artificiales son estructuras formadas por módulos de hormigón que actúan como refugio para atraer a los peces. De esta forma, proporcionan un substrato donde viven iversos organismos que favorecen un hábitat varias veces más vivo que el del ambiente natural que les rodea.