Salud

Los hábitos sencillos como caminar o cantar pueden activar procesos neurobiológicos que mejoran el estado de ánimo

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Madrid
SERVIMEDIA

Un estudio de la Universidad de California en San Francisco demuestra que hábitos sencillos como caminar o cantar activan procesos neurobiológicos que mejoran el estado de ánimo, reducen la ansiedad y aumentan la resiliencia.

El bienestar emocional no es un estado reservado a grandes logros o transformaciones vitales. Esa es una de las principales enseñanzas del ‘Big JOY Project’, una investigación internacional que propone una intervención estructurada basada en “microactos diarios”. Durante siete días, los participantes realizan “acciones sencillas” sugeridas por los investigadores con el objetivo de “estimular positivamente su sistema nervioso”.

La doctora, experta en psicología y profesora en la Universidad Europea, Mariola Fernández, destacó en una entrevista concedida a Servimedia el valor de esta metodología conductual y su impacto acumulativo en el estado de ánimo de las personas. El bienestar “está tremendamente relacionado con pequeños comportamientos cotidianos”, no con metas complejas ni a largo plazo, explicó. Lo más relevante es que estos 'microactos' diarios “generan una sensación interna de bienestar general” y, además, esa mejora no desaparece al día siguiente, “se acumula en nuestro sistema”.

El estudio de la Universidad de California fue realizado con cerca de 18.000 personas de diferentes nacionalidades, con mayoría procedente de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. A lo largo de la semana de intervención, se midieron tanto variables subjetivas, como el estado de ánimo o la percepción de calidad del sueño, como parámetros fisiológicos como el ritmo cardíaco, con registros antes, durante y después de la actividad.

UN CEREBRO MÁS FELIZ

Uno de los aspectos mejor documentados en el estudio, según los expertos, es la activación del llamado “sistema de recompensa” cerebral. Según la doctora Fernández, este sistema “lleva implícitos neurotransmisores fundamentales: la dopamina, que asociamos a la motivación y la satisfacción; las endorfinas, que inducen relajación; y la oxitocina, que potencia la conexión con otras personas”.

Estas sustancias químicas naturales del cerebro no solo generan “sensaciones placenteras”, sino que modulan la percepción emocional de la realidad. “Fíjate que algo tan simple como saludar al compañero de despacho o escuchar una canción significativa tiene efectos reales en el organismo. Estamos hablando de 'microactos' que, acumulados, ayudan a construir una experiencia emocional más estable”.

La docente también destacó que el enfoque del estudio está en la regulación, no en la euforia. “Nuestro sistema nervioso busca equilibrio, no una felicidad desbordante”. El objetivo es “mantenernos en una línea de estabilidad emocional que no consuma todos nuestros recursos energéticos”.

CAMINAR O CANTAR

Una de las ventajas del modelo propuesto por el ‘Big JOY Project’ es su flexibilidad. “Cada persona puede adaptar los comportamientos a su realidad”. Si alguien “no puede hacer caminatas diarias, puede cantar”, aunque sea mentalmente. Si una persona “no puede socializar mucho, puede practicar gratitud con una sola interacción significativa”, subraya Fernández.

El estudio está disponible en versión en español y abierto a nuevas participaciones desde la web oficial del proyecto. Aunque no tiene aún una validación específica para población hispana, Fernández ve en él una oportunidad: “nos encantaría poder replicarlo en España. Merecería la pena explorar su aplicación en nuestro contexto cultural, clínico y académico”.

IMPACTO EN LA SALUD MENTAL

El estudio también revela mejoras relevantes en indicadores emocionales y psicosociales. “Se observaron reducciones notables en la ansiedad percibida y una mayor regulación emocional general”. Además, se fortalecieron aspectos de la resiliencia emocional, es decir, “la capacidad para adaptarse con éxito a situaciones adversas”, indicó la psicóloga.

También se observaron mejoras fisiológicas: mejor descanso nocturno, mayor oxigenación cerebral y ajustes saludables en el ritmo circadiano. “Todo esto apunta a que la felicidad entendida como equilibrio no es solo una sensación subjetiva, sino un fenómeno que tiene manifestaciones objetivas en nuestro cuerpo”, concluyó la doctora.

(SERVIMEDIA)
01 Ago 2025
RIM/mag/clc/mmr