En declaraciones a CNN+, Jáuregui señaló que, aunque la decisión condenatoria que tomó en su día el Tribunal Supremo no fue condicionada, "hay que reconocer que la justicia no es ajena a la presión social y eso es lo que se vivió en el verano de 1997 tras el asesinato de Miguel Angel Blanco".

Según Jáuregui, es evidente que ha habido una guerra soterrada entre órganos jurisdiscionales y ahora "el Tribunal Constitucional busca la solución que menos heridas provoque en el Supremo.Hay que reconocer como legítimo que el Constitucional pueda corregir a cualquier otro tribunal, y ésa no es razón para que se levanten celos".

Jáuregui dió por segura la incorporación de algunos de los miembros de la antigua Mesa de HB a la nueva "porque sería muy duro para ellos que quedaran relegados de la vida política si el Tribunal Constitucional les dejara en libertad, considerando incorrecta la sentencia del Supremo".