Este informe, titulado ‘Impacto de la situación actual sobre los mercados de gas y sus implicaciones en la transición energética en la Unión Europea y España’, fue presentado este viernes en un webinar en el que expertos del sector analizaron los retos de futuro.

Por otro lado, el informe advierte de que “fijar una reducción de la demanda de gas a 2030 demasiado estricta previsiblemente afectará de forma negativa sobre la oferta de GNL por el posible desincentivo de las inversiones plantas de licuefacción, lo que presionaría al alza los precios de gas y dificultaría la renovación de los contratos a largo plazo”.

“Esta situación podría mantener estructuralmente altos los precios del gas, distorsionando la competitividad industrial de la UE y ralentizando el proceso de descarbonización de otras economías menos exigentes en cuestiones climáticas, que podrían sustituir el gas natural por otros combustibles, como el carbón o el petróleo, generando el consiguiente aumento de las emisiones”, según Antonio Hernández, socio de Sectores Regulados, Análisis Económico y Sostenibilidad de EY.

El informe se refiere también a otros retos del sector, como la reducción de la dependencia energética de la UE a través de una rápida incorporación de tecnologías renovables, no solo en la generación eléctrica, sino también a través de los gases renovables; el desarrollo de tecnologías de respaldo para suplir la intermitencia de las renovables, ya sea con el gas natural para generación eléctrica o a través de sistemas de almacenamiento; y el refuerzo de las infraestructuras gasistas y de interconexión, y que éstas se adecúen al transporte de gases renovables como el hidrógeno verde.

En este contexto, los expertos recuerdan en el informe que “el gas natural seguirá jugando un papel relevante como palanca en la transición energética”, tal y como sucedió a lo largo de 2022, un año en el que esta energía jugó “un papel fundamental en el mercado eléctrico como mecanismo de cobertura de la demanda eléctrica”.