De ellos, 2,6 millones de inmigrantes se encuentran en situación irregular, es decir, el 14 por ciento.

El organismo internacional considera que la igualdad de oportunidades y de trato para estos trabajadores debe ir acompañada del establecimiento de contingentes de inmigración, un más fácil acceso a la condición de residente, el desmantelamiento de los guetos y la migración con fines de formación.

Para la OIT, no es posible una política de integración sin plantearse la cuestión de las discriminaciones positivas, porque si los inmigrantes de la primera generación pudieron trabajar de inmediato, los de l segunda y la tercera tropiezan con problemas enormes a la hora de pasar de la escuela a la vida activa.

"Si la sociedad no les da acceso a las mismas oportunidades que ofrece a los demás, estos jóvenes terminarán por rebelarse, primero individualmente, luego en bandas callejeras y, por último, como grupo étnico", aseguran las mencionadas fuentes.

Se trata de un círculo vicioso que es preciso "invertir", a juicio de la Organización Internacional del Trabajo, "transformándolo en un círculo virtuos: la vivienda determina la educación y la educación determina el empleo".

El organismo mundial considera que "la rehabilitación, incluso el desmantelamiento o acaso la demolición de los guetos, es, sin duda, una de las máximas prioridades de toda política de integración".

Por otro lado, las inversiones extranjeras directas pueden convertir a países tradicionalmente exportadores de mano de obra en receptores de la misma, como demuestran los casos de Corea o Malasia.

Asimismo, la OIT señala qu, "hasta ahora, la ayuda pública al desarrollo no ha sido utilizada para reducir las presiones migratorias". Precisamente para estudiar esta cuestión el citado organismo y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados mantendrán una reunión en Ginebra (Suiza) el próximo mes de mayo.