El individuo, que tenía en su haber varias detenciones policiales previas, llevaba en el interior de sus maletas tres máquinas de hacer masa, cada una de las cuales constaba de dos cilindros metálicos.

La Policía inspeccionó dos cilindros y comprobó que tenían un peso excesivo para su tamaño, y que al ser golpeados sonaban como si fueran macizos. Los agentes encontraron en cada uno de los seis cilindros una sustancia blanca, compacta y en roca, de color blanco, que resultó ser cocaína de gran pureza. En total, se intervinieron 5.200 gramos de dicho estupefaciente.

La droga incautada habría alcanzado un valor en el mercado de 313.000 euros. Según el comunicado policial, el detenido pretendía "cortar" la cocaína para venderla al por menor, lo que hubiera incrementado su valor hasta los 550.000 euros. Tras su detención, fue puesto a disposición de la autoridad judicial, que decretó su inmediato ingreso en prisión.

Con esta operación, la Policía culminó una investigación de varios meses sobre la introducción y distribución de cocaína en Sevilla. Según los datos aportados, determinados grupos organizados utilizaban el aeropuerto de la capital hispalense para introducir en España cocaína de gran pureza.

Los correos utilizaban vuelos procedentes de distintos países sudamericanos, especialmente Brasil, que hacían escala en otros aeropuertos europeos antes de llegar a Sevilla. Transportaban la droga en sus equipajes, con distintos sistemas de ocultación.