Cultura

Javier Solana: “Gracias al trabajo de John Brealy con ‘Las meninas’, hoy el Prado está limpiando cuadros en los mejores museos de Europa”

- El exministro de Cultura recuerda que Felipe González le trasladó que si la restauración de ‘Las meninas’ salía mal, “nos vamos a casa”

Madrid
SERVIMEDIA

El presidente del Real Patronato del Prado y ministro de Cultura de 1984 atestiguó este lunes que la restauración de ‘Las meninas’ de Velázquez que ese año capitaneó John Brealy ha permitido que el Museo del Prado actualmente “está limpiando cuadros en los mejores museos de Europa”, lo que “sería inconcebible” para quienes se opusieron a su elección por el hecho de no ser español.

Lo dijo en un coloquio organizado en el Prado con motivo de la conmemoración del cuadragésimo aniversario de la restauración de ‘Las meninas’, en el que estuvo acompañado por el coordinador jefe de Restauración y Documentación Técnica de la pinacoteca, Enrique Quintana; y por la responsable del Gabinete Técnico del museo en 1984, Inmaculada Echeverría.

En su intervención, Javier Solana recordó que cuando fue nombrado ministro de Cultura el 3 de diciembre de 1982 el museo era “prácticamente una Dirección General del Ministerio de Cultura”, una institución sobre la que el ministro de turno “tenía las riendas”.

Tras decidir el nombramiento de Alfonso Pérez Sánchez como ministro de la pinacoteca, rememoró cómo dedicaron “una parte importante” de 1983 a hablar de ‘Las meninas’, unas conversaciones que concluyeron en la necesidad de restaurarlo, aprovechando que “se tenía el apoyo político y moral para hacerlo”.

En ese sentido, recordó que Alfonso Pérez Sánchez le traslado que “si un día estuviese enfermo grave, quisiera que me curara el mejor médico del mundo”, una máxima que a Solana le bastó para buscar al mejor conservador del mundo: John Brealy, que en aquella época era el jefe del Departamento de Restauración del Metropolitan Museum de Nueva York y que “lo hizo de manera maravillosa”.

Esto le sirvió para poner de manifiesto que la restauración de ‘Las meninas’ abrió una relación entre el Prado y el Metropolitan Museum “extremadamente cariñosa, extremadamente caliente” que llevó a la pinacoteca madrileña a contar con “uno de los mejores talleres de restauración de Europa”.

POLÉMICA NACIONALIDAD

Javier Solana reconoció que en todo momento fueron conscientes de la envergadura del desafío que tenían entre manos, hasta el punto de que Felipe González, cuando conoció la intención de restaurar la obra maestra de Velázquez, le trasladó lo siguiente: “Javier, los gobiernos pueden caer por muchas cosas, pero si no hacemos bien la restauración de ‘Las meninas’, nos vamos a casa. Así que haz lo que tengas que hacer, pero haz las cosas bien y con seguridad”.

Explicó que decidió no mostrar al público la restauración del lienzo “hasta que la vieran quienes la recordaban con sus formas y colores anteriores”, lo que le llevó a mostrársela a Rafael Alberti y Antonio Buero Vallejo, quienes cuando la vieron “no les llegaban las palabras a las gargantas”. “Me quedé tranquilo con la reacción de dos personas solventes”, subrayó.

Javier Solana expuso que vio “con preocupación” la polémica que se formó en torno al hecho de que la restauración no fuera a llevarla a cabo una persona de nacionalidad española. A pesar de ello, y con la distancia que da el paso del tiempo, determinó que el encono “tampoco fue muy dramático”.

Reseñó que los profesionales del museo aceptaron “sin ningún problema” la elección de John Brealy, siendo los estudiosos de Bellas Artes y de Historia del Arte, y los restauradores quienes pusieron en cuestión “algo para mí difícil de entender: que por ser español tienes mejor capacidad para limpiar ‘Las meninas’”.

Javier Solana dejó claro que “este museo, hoy, está limpiando cuadros en los mejores museos de Europa, lo que sería inconcebible para quienes se oponían a John Brealy” por su nacionalidad. “Esto pasa, porque somos los mejores o estamos cerca de serlo”, remató.

SALIDA APRESURADA

Por su parte, Enrique Quintana apuntó que cuando John Brealy estaba trabajando en la restauración de la obra irrumpieron en el museo varias personas vinculadas a las Bellas Artes y la Historia del Arte exigiendo hablar con alguien de la dirección del museo para “paralizar ese atentado contra ‘Las meninas’”, ya que “habían oído hablar de que un americano había venido a destrozar las obras de arte”. El restaurador estadounidense, al oír los gritos, “se asustó” y salió corriendo de la pinacoteca porque “pensaba que le iban a linchar”.

Los trabajos de restauración de John Brealy comenzaron el 14 de mayo de 1984 y se prolongaron durante tres semanas. El proceso “más delicado”, explicó Enrique Quintana, el de la limpieza, porque es aquel en el que una obra puede resultar dañada, lo realizó el propio restaurador estadounidense; mientras el siguiente paso (la reintegración de los daños, la unificación tonal de los repintes dejados y el retoque en las zonas gastadas del lienzo) lo llevaron a cabo Rocío Dávila, María Teresa Dávila, Clara Quintanilla y Enrique Quintana, restauradoras del Prado.

En septiembre de 1984 John Brealy regresó a la pinacoteca para aplicar en ‘spray’ el último barniz al cuadro, y cuando en 1986 apareció en él un tono blanquecino, conocido técnicamente como ‘pasmado’, el restaurador indicó cómo eliminarlo, y tras frotar la superficie con una gamuza suave, el barniz respondió perfectamente volviendo a recuperar su transparencia.

Enrique Quintana evocó que John Brealy “dejó una impresión muy buena” y “se ganó a los restauradores” del Prado, abriéndolo “al mundo” y enseñándole que “hay que aprender antes que enseñar”.

En ese sentido, refrendó que “el estado actual del cuadro es magnífico” y apuntó que “una restauración tiene una cosa muy buena: se puede juzgar con el paso del tiempo”.

CRÍTICAS POR NACIONALIDAD

Enrique Quintana también terció en la polémica generada por el hecho de que un conservador español no dirigiera los trabajos de restauración de ‘Las meninas’. Lo hizo trasladando que “la nacionalidad es la crítica más absurda” y deslizó que “creo y confío en que si pasara hoy no tendría ningún sentido”, ya que “sería lo mismo decir que un restaurador del Prado no debería limpiar una pintura italiana o una flamenca”.

Esto le permitió concluir que quienes criticaban a John Brealy “no habían visto el proceso de limpieza o el cuadro” y apuntó que “los restauradores que vimos la limpieza podíamos dar fe de que las críticas no se ajustaban a la verdad”.

(SERVIMEDIA)
13 Mayo 2024
MST/gja