Religión

León XIV revindica la familia como el lugar "principal" de la educación

- En su primera carta apostólica pide a colegios y universidades católicas que generen una red que sea "faro" de la sociedad

MADRID
SERVIMEDIA

El papa León XIV asegura que "la familia sigue siendo el lugar principal de la educación". "Las escuelas católicas colaboran con los padres, no los sustituyen, porque el deber de la educación, especialmente la educación religiosa, les corresponde antes que a nadie", revindica.

Así lo defiende en su primera carta apostólica, publicada este martes, y que lleva por título 'Trazando nuevos mapas de esperanza', que ha firmado con motivo de los 60 años de la declaración del Concilio Vaticano II 'Gravissimum educationis' de San Pablo VI.

Para Robert Prevost, "la educación católica se convierte en levadura en la comunidad humana: genera reciprocidad, supera el reduccionismo y abre a la responsabilidad social. La tarea hoy es atreverse con un humanismo integral que aborde las preguntas de nuestro tiempo sin perder su fuente".

El Papa defiende que "la antropología cristiana es la base de un estilo educativo que promueve el respeto, el acompañamiento personalizado, el discernimiento y el desarrollo de todas las dimensiones humanas". Entre ellas, "la inspiración espiritual no es secundaria", subraya.

Para el Pontífice, la educación "no es una actividad accesoria, sino que constituye la esencia misma de la evangelización" en un entorno educativo "complejo, fragmentado y digitalizado". Por ello propone a las instituciones educativas católicas "reenfocar" la mirada, en línea con la idea de "constelaciones educativas", de forma que las experiencias de los centros católicos sean "faro" y "brújula" pero no actúen de forma aislada, como una estrella que brilla, sino en forma de red, como una constelación. "La educación es una de las más altas expresiones de la caridad cristiana", reitera, como ya dijo en su exhortación apostólica 'Dilexi te'.

En esta carta sobre la educación, el Papa también pone en valor el músculo de la Iglesia en el ámbito educativo, como se ha demostrado a lo largo de la historia, desde los padres del desierto, el monacato, las universidades o las congregaciones educativas impulsadas por varios santos en los últimos siglos.

"Olvidar nuestra humanidad común ha generado divisiones y violencia; y cuando la tierra sufre, los pobres sufren aún más. La educación católica no puede permanecer en silencio: debe unir la justicia social y ambiental, promover la moderación y los estilos de vida sostenibles, y formar conciencias capaces de elegir no solo lo conveniente, sino también lo correcto. Cada pequeño gesto —evitar el desperdicio, elegir responsablemente, defender el bien común— es cultura y moral", prosigue Prevost en su texto, para pedir a las instituciones educativas católicas que actúen de forma unitaria.

PACTO EDUCATIVO

"Donde antes había rivalidad, hoy pedimos a las instituciones que converjan: la unidad es nuestra mayor fuerza profética", exige. "Se necesitan intercambios de profesores y estudiantes, proyectos conjuntos entre continentes, reconocimiento mutuo de las mejores prácticas y cooperación misionera y académica. El futuro nos exige aprender a colaborar más y a crecer juntos", agrega, para hacer suya una reivindicación "profética" que hizo el papa Francisco de un pacto educativo global, como "invitación a formar alianzas y redes para educar para la fraternidad universal".

La idea de su predecesor, resume, se materializa en siete caminos: "Centrar a la persona; escuchar a los niños y jóvenes; promover la dignidad y la plena participación de la mujer; reconocer a la familia como la primera educadora; abrirnos a la aceptación y la inclusión; renovar la economía y la política al servicio de la humanidad; proteger nuestra casa común".

A esas siete vías, el papa Prevost añade tres "prioridades". "La primera se refiere a la vida interior: los jóvenes exigen profundidad; necesitan espacios de silencio, discernimiento y diálogo con su conciencia y con Dios. La segunda se refiere a la digitalización humana: educamos en el uso racional de la tecnología y la IA, priorizando a la persona sobre el algoritmo y armonizando la inteligencia técnica, emocional, social, espiritual y ecológica. La tercera se refiere al desarme y a la paz: educamos en lenguajes no violentos, en la reconciliación, en puentes, no en muros", explica.

Por todo ello, el Pontífice propone actualizar la educación en línea con esas "constelaciones educativas católicas" ante los "desafíos" de la hiperdigitalización, crisis en las relaciones, y la inseguridad social y la desigualdad. "Precisamente aquí, la educación católica puede ser un faro: no un refugio nostálgico, sino un laboratorio de discernimiento, innovación pedagógica y testimonio profético. Dibujar nuevos mapas de esperanza: ésta es la urgencia del mandato", remarca.

En línea con la reivindicación que el papa americano ha hecho desde que fue elegido el pasado 8 de mayo, pide a las comunidades educativas: "Desarmen sus palabras, eleven la mirada, protejan su corazón". León concluye su carta pidiendo a "pastores, personas consagradas, laicos, líderes institucionales, docentes y estudiantes" que "sean servidores del mundo educativo, coreógrafos de la esperanza, buscadores incansables de sabiduría, creadores creíbles de expresiones de belleza". Para ello, el Papa reclama "menos etiquetas, más historias; menos oposiciones estériles, más sinfonía en el Espíritu".

(SERVIMEDIA)
28 Oct 2025
AHP/clc