Medio ambiente
Las lluvias otoñales arrastran cenizas de incendios veraniegos a ríos y embalses, según Greenpeace
- Galicia, Castilla y León y Extremadura registran problemas de turbidez, colapso de captaciones y restricciones de consumo
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La organización ecologista Greenpeace advirtió este jueves de los efectos de las cenizas de los incendios veraniegos, que son arrastradas por las lluvias otoñales a ríos, embalses y acuíferos.
Greenpeace apuntó que las consecuencias de los grandes incendios del pasado verano avanzan “invisibles, pero devastadoras” porque las lluvias del otoño arrastran cenizas, metales y contaminantes hacia lugares hídricos, lo que puede comprometer el suministro de agua potable y afectar a la biodiversidad.
Más de 900.000 hectáreas de masas de agua subterránea se han visto afectadas por incendios en las últimas dos décadas, con un coste ambiental y económico superior a los 43 millones de euros, según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Las demarcaciones del Miño-Sil, Duero y Galicia Costa son las más vulnerables.
“Los incendios forestales son mucho más que llamas: su impacto continúa y pone en peligro ecosistemas fluviales y los acuíferos que son las reservas estratégicas de agua. El agua puede envenenarse durante años”, apuntó Mónica Parrilla, responsable de Incendios de Greenpeace España.
URGENCIA
Galicia, Castilla y León y Extremadura, que son las comunidades más castigadas por los incendios este verano, ya registran problemas de turbidez, colapso de captaciones y restricciones de consumo.
En comarcas como Valdeorras o Sanabria, los ríos se han teñido de negro tras las lluvias y los ayuntamientos reclaman medidas urgentes mientras las administraciones discuten sobre de quién son las competencias.
“La emergencia no termina cuando se apagan los incendios. Sin actuaciones post-incendio para estabilizar el suelo y proteger los recursos hídricos, estamos sembrando nuevas crisis ecológicas y sociales. Es urgente que las administraciones tomen medidas para evitar que las cenizas lleguen a los ríos y zonas de captación que llegan a imposibilitar la potabilización del suministro de agua”, recalcó Parrilla.
Los incendios forestales modifican las propiedades físicas y químicas del suelo, provocando procesos de hidrofobicidad -o repelencia al agua- de los suelos afectados, lo que supone menor infiltración en el suelo y recarga de acuíferos, aumento de la escorrentía superficial y aumento del riesgo por ello de erosión del suelo fértil.
RESTRICCIONES DE AGUA
En algunos municipios de la comarca Valdeorras ha habido restricciones de agua porque las cenizas y el lodo arrastrado han colapsado zonas de captación e impedido la potabilización del agua de las traídas. Varios alcaldes han denunciado la inacción de la Xunta de Galicia al respecto y los vecinos han tenido que realizar medidas urgentes como pequeños diques y barreras para contención de cenizas.
Otros municipios, como Ponferrada, pusieron en marcha planes locales para proteger sus ríos frente a las cenizas. En Extremadura, la Junta y la Diputación de Cáceres han creado un comité técnico para anticipar los efectos sobre el agua y adquirir equipos de control de calidad antes de las lluvias.
(SERVIMEDIA)
30 Oct 2025
MGR/gja


