La ratio de logopedas en España es de 19,12 por cada 100.000 habitantes, lo que sitúa al país lejos de otros, como Francia que tiene 38,2 por cada 100.000 personas o Estados Unidos (EE.UU.) que cuenta con 51,1. En España, en 2020, había 520 logopedas trabajando en el Sistema Nacional de Salud (SNS), según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La disfagia, que es la dificultad para deglutir los alimentos, es una enfermedad infradiagnosticada en España porque, según alerta el consejo general de los profesionales, se estima que la patología podría afectar a entre el 1% y el 8% de la población, mientras que a aquellas que están en residencias u hospitalizadas, las afectadas se elevan casi hasta el 50%.

Los representantes de los logopedas pusieron en valor la figura de los profesionales, ya que los logopedas son, en muchas ocasiones, los profesionales que están “más cerca del paciente, quienes lo acompañan desde el inicio hasta el final y los que le van a seguir para ver su evolución”.

Asimismo, la institución explicó que los pacientes con disfagia tienen un impacto económico enorme, puesto que son ingresados con más frecuencia, tienen estancias hospitalarias más largas o dependen de productos espesantes para los alimentos que son financiados por el sistema público de salud, entre otras cuestiones.

Sin embargo, los logopedas insistieron en que esto “no se traduce en un plan integral que permita decir que las personas con disfagia van a ser atendidas de una determinada manera en todo el país”, sino que todo depende de en qué Comunidad Autónomo o, incluso, en qué hospital se encuentren.

Además, el coordinador de la comisión de disfagia del Consejo General de Colegios de Logopedas de España, Javier Bueno, afirmó que muchas personas con disfagia se topan con “muchas dificultades” para poder acceder a los servicios de un logopeda, ya que hay muy pocos especialistas de este ámbito en el SNS.

Igualmente, hay personas que tienen disfagia y no reciben el tratamiento adecuado o, incluso, no saben que pueden recuperarse, y Bueno lo considera como “muy grave”, porque le están negando el tratamiento al que tienen derecho y las posibilidades de recuperación.