Los hechos ocurrieron a las dos de la madrugada, a la altura del Puente de Segovia, desde donde el caluroso joven se lanzó al río para darse un chapuzón, porque tenía calor, según confesó él mismo.

Una vez que se le fueron los calores, el hombre no podía salir, por lo que empezo a dar gritos de auxilio para que le sacasen de allí. Alguien lo escuchó, y dio aviso a los bomberos. El incompetente nadador resultó ileso.