Los hechos ocurrieron durante los años 1993 y 1994 en la pedanía de Los Royos, del municipio murciano de Caravaca de la Cruz, dond el condenado trabajó como profesor interino.

Además, el maestro deberá indemnizar a los niños y niñas vejados con diversas cantidades de dinero, que suman un total de 7 millones de pesetas.

Los hechos se descubrieron cuando uno de los menores contó a sus padres las prácticas a las que se veían sometidos por el condenado, que en todo momento se declaró inocente y argumentó que todo era "un montaje de los niños porque había decidido acabar con la promiscuidad que existía en el colegio".

El fical pidió 86 años de cárcel y la acusación particular ejercida por los padres de los niños reclamó 105 años de prisión para el maestro.