Ciencia

Más de 11.000 científicos de todo el mundo declaran la emergencia climática

- Piden actuar en energía, contaminantes, naturaleza, alimentación, economía y demografía

MADRID
SERVIMEDIA Mario García

Un total de 11.258 científicos de 153 países difundieron este martes una declaración en la que afirman "clara e inequívocamente que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática", ante lo cual proponen seis áreas en las que la humanidad debería tomar medidas inmediatas para frenar los efectos de un mundo en calentamiento, entre ellas usar sólo energías renovables, comer menos carne y frenar el aumento demográfico global.

La declaración está recogida en un artículo publicado en la revista 'BioScience' y entre los firmantes hay cerca de 700 científicos españoles. Hace cuatro décadas, investigadores de 50 países se reunieron en la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, que tuvo lugar en Ginebra (Suiza) en 1979. Allí acordaron que las tendencias alarmantes sobre el cambio climático hacían que fuera necesario actuar urgentemente.

Desde entonces, alarmas similares se han hecho en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil) en 1992, el Protocolo de Kioto (Japón) en 1997, y el Acuerdo de París (Francia) en 2015.

Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando rápidamente con efectos cada vez más perjudiciales para el clima de la Tierra. De hecho, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advirtió el año pasado de que "se necesita un inmenso aumento de escala en los esfuerzos para conservar nuestra biosfera para evitar sufrimientos indecibles debido a la crisis climática".

La nueva declaración de este martes está coliderada por William Ripple, profesor de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Estatal de Oregon (Estados Unidos), quien encabezó en noviembre de 2017 un artículo firmado por 15.384 investigadores de 184 países en el que lanzaban una segunda "advertencia a la humanidad" 25 años después de que más de 1.700 científicos (entre ellos, la mayoría de los premios Nobel en vida) difundieran la primera en 1992, cuando alertaron de que los impactos humanos en la naturaleza probablemente llevarían a una “gran miseria humana” y a un planeta “irremediablemente mutilado”.

Esta vez, el artículo suscrito por 11.258 investigadores destaca que "los científicos tienen la obligación moral de advertir claramente a la humanidad de cualquier amenaza catastrófica y 'decirlo como es'", ante lo cual declaran "clara e inequívocamente que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática".

Esa declaración se basa en el análisis científico de más de 40 años de datos disponibles al público que cubren una amplia gama de medidas, como el uso de energía, la temperatura de la superficie, el crecimiento de la población, la limpieza de tierras, la deforestación, la masa de hielo polar, las tasas de fertilidad, el producto interior bruto y las emisiones de carbono.

"A pesar de 40 años de negociaciones globales importantes, generalmente hemos hecho lo mismo de siempre y esencialmente no estamos abordando esta crisis", apunta Ripple. "El cambio climático ha llegado y se está acelerando más rápido de lo que muchos científicos esperaban".

Thomas Newsome, de la Universidad de Sidney (Australia), apunta que puede evitarse el "sufrimiento humano incalculable" con cambios profundos y duraderos en las actividades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y otros factores relacionados con el cambio climático.

Añadió que, además de medir la temperatura global de la superficie del planeta, también deben analizarse más indicadores, como "el crecimiento de la población humana, el consumo de carne, la pérdida de cubierta arbórea, el consumo de energía, los subsidios a los combustibles fósiles y las pérdidas económicas anuales por fenómenos meteorológicos extremos". "Aunque las cosas están mal, no todo es inútil. Podemos tomar medidas para abordar la emergencia climática", comenta.

SEIS ÁREAS

Los científicos enumeran seis áreas en las que la humanidad debería tomar medidas inmediatas ante la crisis climática. Una de ellas es la energía, con prácticas masivas de conservación, cambio de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) por energías renovables limpias, dejar las reservas restantes de combustibles fósiles en el suelo, elimiar los subsidios a las compañías de combustibles fósiles e imponer tarifas de carbono lo suficientemente altas como para restringir su uso.

Otra se refiere a los contaminantes de corta duración, con medidas como reducir rápidamente las emisiones de metano, hidrofluorocarbonos, hollín y otros contaminantes, lo que tiene el potencial de reducir la tendencia al calentamiento a corto plazo en más del 50% en las próximas décadas.

Respecto a la naturaleza, proponen limitar la limpieza masiva de tierras y restaurar y proteger ecosistemas como bosques, praderas y manglares, lo que contribuiría al secuestro de dióxido de carbono atmosférico.

En cuanto a la alimentación, propugnan un cambio de dieta para comer más productos vegetales y menos animales, lo que reduciría significativamente las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero, y liberaría tierras agrícolas para el cultivo de alimentos humanos en lugar de comida para el ganado. También es crucial reducir el desperdicio alimentario, ya que los científicos creen que al menos de todos los alimentos producidos en el mundo acaban en la basura.

Sobre la economía, los científicos optan por convertir la dependencia económica de los combustibles fósiles en abordar la dependencia humana de la biosfera, alejar los objetivos de crecimiento del PIB y la búsqueda de la riqueza, y reducir la extracción de materiales y la explotación de los ecosistemas.

El sexto ámbito a actuar es el demográfico. Los científicos proponen estabilizar la población mundial, que aumenta en más de 200.000 personas por día, con enfoques que garanticen la justicia social y económica.

Los científicos apuntan que en los últimos años se han producido señales climáticas negativas, como el incremento de las emisiones de efecto invernadero, el aumento sostenido en la producción de carne per cápita, la pérdida global de la cobertura arbórea y el número de pasajeros de aerolíneas.

Sin embargo, hay señales positivas, como la disminución de las tasas mundiales de natalidad en las dos últimas décadas, el aumento de la energía eólica y solar, y, salvo algunas excepciones temporales, el freno a la pérdida de selva amazónica.

(SERVIMEDIA)
05 Nov 2019
MGR/pai