Meyer opinó que "el lugar de Galindo no debería ser la calle ni el despacho de su abogado, sino la cárcel, como presunto inductor de asesinato, detención ilegal y tortura", al tiempo que calificó de "melodramática" la comparecencia que realizó ante la prensa para proclamar su inocencia y la de sus subordinados en el "caso GAL" y jurar por Dios y por su honor que no se han enriquecido de manera iegítima.

Para Meyer, el objetivo de esas declaraciones es conseguir que sus antiguos subordinados, los agentes de la Guardia Civil Enrique Dorado Villalobos y Felipe Bayo Leal, actualmente encarcelados, "no cuenten lo que saben sobre lo sucedido con Lasa y Zabala".

El dirigente de IU señaló que esa declaración pública de Galindo, realizada tras las manifestaciones en las que Felipe González negó que hubiera terrorismo de Estado con sus gobiernos, forma parte de un intento de relativizar "este cas tan grave y sucio de la democracia española".

Meyer alentó a los jueces a seguir investigando si hubo enriquecimiento patrimonial indebido por parte de los jefes de la lucha contraterrorista, al tiempo que señaló que "es hora de que Felipe González asuma la responsabilidad por acción o por omisión, y ayudar a que este episodio se resuelva de una vez por todas".