La organización recordó que los musulmanes de la región observan el mes sagrado del Ramadán al mismo tiempo que la interrupción de las importaciones provocada por el conflicto afecta a la escasez de alimentos en medio de los altos precios de los productos básicos, como el trigo, los aceites comestibles y el combustible.

Si esta situación continua, Unicef insistió en que afectará gravemente a los niños, especialmente en Egipto, Líbano, Libia, Sudán, Siria y Yemen. Algunos de estos países son puntos calientes de hambre, según evaluaciones recientes realizadas antes de la crisis de Ucrania.

“Con los conflictos en curso, la inestabilidad política, la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania, la región está presenciando aumentos sin precedentes en los precios de los alimentos, junto con un bajo poder adquisitivo. Es probable que la cantidad de niños desnutridos aumente drásticamente”, aseguró la directora regional de Unicef para Oriente Medio y Norte de África, Adele Khodr.

El impacto de la guerra en Ucrania está “agravando el impacto de los dos largos años de la pandemia en las economías, el empleo y la pobreza de la región, donde se importa más del 90% de los alimentos”, indicó.