Este estudio concluye que las bibliotecas de las escuelas españolas están "bajo mínimos" y no cumplen las recomendaciones de los organismos internacionales en lo que se refiere a espacio, dotación de libros, equipamiento tecnológico, actualización de los fondos bibliográficos, presupuesto y personal.

Uno de los directores del informe, el que fuera secretario de Estado de Educación y uno de los "padres" de la LOGSE, Álvaro Marchesi, advirtió de las "enormes deficiencias" de esta red de bibliotecas, pese a los avances regitrados en los últimos 15 años.

El diagnóstico realizado concluye que disponen de biblioteca central el 80% de los colegios y que sólo el 28,2% de éstos cuenta con más de 10 documentos por alumno, como recomiendan las instituciones internacionales.

Además, la mitad de los centros no diponen de un presupuesto específico para la biblioteca, sólo el 8,7% están bien equipadas desde el punto de vista tecnológico y sólo el 8,8% tienen un 60% de documentos de consulta relacionados con las asignaturas que se imparten en el centro.

Otro de los factores claves es la escasa dedicación del responsable de la biblioteca, puesto que en el 62% de los casos dedica menos de cinco horas a la semana. Esta escasa presencia condiciona la apertura de las instalaciones, por lo que sólo el 30% abren sus puertas fuera del horario lectivo.

Marchesi destacó como "significativo" que el 39,6% de los profesores apenas utiliza los servicios bibliotecarios, si bien es un dato que "no debe sorprender" puesto que las horas de apertura son "escasas" y no hay casi "libros de conocimiento".

Los profesores y alumnos tienen diferentes perspectivas a la hora de mejorar de la biblioteca. Si para los docentes la prioridad es dotarla de un mayor presupuesto para renovar la colección, para los estudiantes la clave pasa por la instalación de más ordenadores con conexión a Internet.

OPORTUNIDAD

Pese a que la situación de las bibliotecas escolares no es buena, Marchesi aseguró que se han registrado avances en los últimos años, como el interés de las administraciones educativas, la modernización de algunas bibliotecas, la presencia de distintos sosportes, el tratamiento automatizado de los fondos o el aumento de la cooperación con otras bibliotecas públicas.

La inminente tramitación parlamentaria del proyecto de Leyde Educación (LOE) en el Parlamemnto es para Marchesi una "buena oportunidad" para influir en los diputados "y poder dar un salto cualitativo".

Marchesi indicó que le legan buenas sensaciones, tanto desde el Ministerio de Educación como de los diferentes grupos políticos, para que, entre todos, se dé un impulso definitivo a la lectura en los colegios.

En este sentido, solicitó la inclusión en la LOE de un tiempo de lectura obligatoria en todas las áreas de Primaria y de la ESO y que, al finalizar la educación obligatoria, todos los alumnos tengan que realizar un trabajo monográfico interdiscilpinar utilizando la biblioteca.

Además, recomendó que el responsable de la biblioteca disponga de dedicación completa, que se establezcan programas de bibliotecas escolares en un plazo máximo de cinco años y que éstas se abran por las tardes y los fines de semana.

Para la realización del informe, que también dirigió Inés Miret, se contó con la participación de 16.000 alumnos, 3.800 profesores y 3.800 alumnos.