Ciencia

'Momias' de dinosaurio con pico de pato conservan piel carnosa y pezuñas en capas de arcilla

- Según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

La piel, las púas y las pezuñas asombrosamente conservadas de las ‘momias’ de dinosaurios con pico de pato halladas en Wyoming (Estados Unidos) no son en absoluto carne fosilizada, sino delicados moldes de arcilla formados por microbios a medida que las criaturas se descomponían.

Este hallazgo paleontológico aparece publicado este jueves en la revista ‘Science’. Entre sus autores están Daniel Vidal y María Ciudad Real, del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia).

La conservación de tejidos blandos en fósiles suele producirse en entornos de grano fino y pobres en oxígeno, como lagunas o fondos marinos, que permiten la fosilización de estructuras delicadas como plumas y piel.

Sin embargo, las llamadas ‘momias de dinosaurio’ con pico de pato (‘Edmontosaurus annectens’), que se descubrieron a principios del siglo XX en el este de Wyoming con lo que parecía ser textura de piel fosilizada y partes carnosas del cuerpo, se hallaron en depósitos fluviales oxigenados, por lo que la naturaleza de su notable conservación es un misterio desde hace mucho tiempo.

NUEVOS HALLAZGOS

Utilizando documentos históricos, Paul Sereno, de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), y sus colegas se aproximaron al lugar donde se descubrieron estos especímenes originales hace más de un siglo y realizaron nuevos hallazgos en el yacimiento, incluidas momias de ‘Edmontosaurus’ juveniles y adultas.

“Es la primera vez que tenemos una visión completa y detallada de un gran dinosaurio con la que podemos estar realmente seguros”, indica Sereno.

El ejemplar juvenil tardío representa la primera momia de dinosaurio subadulto y el primer dinosaurio de cuerpo grande con un contorno carnoso totalmente conservado, incluida la cresta del cuello y el tronco.

El adulto es el primer hadrosáurido que conserva la hilera completa de púas de la cola y las primeras pezuñas conocidas en cualquier tetrápodo, lo que lo convierte en el primer reptil de patas con pezuñas.

Según los autores, la cresta de la línea media y las púas de la cola de ‘E. annectens’ revelan una piel mucho más compleja de lo que han sugerido las restauraciones históricas.

Las comparaciones con reptiles vivos sugieren similitudes funcionales y morfológicas con algunos escamosos modernos.

Sereno y sus colaboradores también muestran que estos rasgos se conservan como finas capas de arcilla (de menos de un milímetro) delimitadas por arenisca y no como verdaderos tejidos blandos fosilizados.

(SERVIMEDIA)
23 Oct 2025
MGR/clc