En una entrevista que hoy publica el diario "El Mundo", Cañizares, preguntado sobre si el país vive una situación de crispación social comparable a la de 1936, año en que estalló la Guerra Civil, asegura que prefiere no pensar esto y que confía en que "se supere la tensión existente".

"No es cuestión sólo de pactos", sostiene, "sino de respeto por parte de todos a cuestiones muy fundamentales que, en buena manera, están recogidas, afirmadas y garantizadas en la Constitución".

A este respecto, añade que "la Iglesia busca la unidad; no tiene ningún interés político y menos partidista; reza por la unidad de todas las gentes y los pueblos de España, en el respeto y la diferencia".

En cuanto a la polémica por la Ley Orgánica de Educación, Cañizares niega que el Ejecutivo y la Conferencia Episcopal hubiesen estado a punto de alcanzar un acuerdo, y declara que "la divergencia fue importante sobre algunos aspectos sustanciales", como el estatuto escolar de la enseñanza religiosa o la libertad de elección de colegio.

Respecto a la enseñanza de la Religión, apunta que ésta "debe impartirse en condiciones equiparables al resto de las materias fundamentales. Así está en todos los países menos en Francia".

Al mismo tiempo, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal se refiere a que la aportación del Estado al presupuesto de la Iglesia es "muy pequeña", respecto a lo que también planteó que podrían buscarse fórmulas como que los católicos voluntariamente aportaran más para financiar a su institución religiosa.

A su vez, Cañizares rechaza la acusación de que los obispos estén intentando entorpecer la labor del Gobierno. "Decir que estamos haciendo política desde los púlpitos o que estamos aliados con el PP", dice al respecto, "además de falso, es una solemne tontería".