Natural de Barcelona, Salmerón, que tenía parálisis cerebral, participó en los Juegos Paralímpicos de Seúl 1988 y Barcelona 1992, en los que logró tres medallas.

En la cita coreana se colgó el bronce en los 800 metros lisos, mientras que en la española subió dos veces al podio para recibir sendas medallas de plata tanto en los 400 metros y en el relevo de 4x100 metros.

Salmerón, que en varias ocasiones rememoró su desfile como abanderado al frente de la delegación española en su Barcelona natal como “algo único” y “el mejor momento” de su vida, dejó la competición poco después de los Juegos Paralímpicos de Barcelona. Durante muchos años trabajó en la conserjería del Hospital San Rafael de Barcelona.