En este acto, el ministro Puente conmemoró los numerosos hitos de astronomía, geodesia espacial y observación de la Tierra cumplidos por el centro científico, al que considera “un referente mundial en la investigación radioastronómica y geodésica, según informó el Ministerio en una nota de prensa este lunes.

Puente visitó las instalaciones y el radiotelescopio del observatorio de la mano de autoridades locales, autonómicas y científicas, para constatar el desarrollo de esta infraestructura a lo largo de las cinco décadas. Este centro científico posiciona a España como un referente de la astroquímica y es el más eficiente del mundo en el descubrimiento de moléculas interestelares.

Subrayó el esfuerzo inversor en I+D realizado por el Gobierno. La inversión total en investigación y desarrollo aumentó un 50% entre 2018 y 2023, hasta situarse en el 1,49% del PIB. Todo ello permitió un incremento del empleo en este sector, que creció un 22% en el mismo periodo, permitiendo así “recuperar el talento que se perdió en la crisis y modernizar el país”, recalco Puente. El ministro aprovechó el acto para criticar el negacionismo científico que “priva de recursos a la ciencia y a la investigación con recortes caprichosos de la financiación pública”.

El observatorio es una Infraestructura Científico-Técnica Singular (ICTS) y cuenta con tres instrumentos de última generación, que son un radiotelescopio de 40 metros, otro de 13 metros de diámetro y un telescopio de telemetría láser a satélites. Estos instrumentos están integrados en redes internacionales de observación, imprescindible para su funcionamiento científico. Además, son accesibles a personal investigador de todo el mundo.

Entre los resultados científicos obtenidos por el centro destacan el número de moléculas interestelares descubiertas en el mundo, puesto que, de las 320 moléculas detectadas desde los años 60, un 28% fueron desde el Observatorio de Yebes. Otro de los grandes hitos de este centro es la participación en la imagen más nítida hecha del agujero negro M87 a 86 gigahercios (GHz) de frecuencia; el descubrimiento de moléculas importantes para el surgimiento de la vida como la etanolamina, o la participación en los parámetros de orientación de la Tierra en el espacio.