Lo anunció este miércoles en rueda de prensa en la Cámara el portavoz de esta fuerza parlamentaria, Ferran Bel, quien partió de que la reforma "no deroga íntegramente la anterior", que en su momento fue apoyada por CiU, por lo que la de 2012 "no ha sido tan perversa como algunos han hecho creer en los últimos años", y eso teniendo en cuenta que ésta fue aprobada en un contexto económico muy concreto.

Bel quiso poner en valor que, por tanto, la reforma de 2012 ha durado 10 años y "ha permitido afrontar dos crisis económicas muy importantes", pero admitió que no había conseguido resolver el problema de la temporalidad, que "se debía corregir". En este sentido, recordó que el programa electoral del PDeCat pedía superar ese problema con el acuerdo de los agentes sociales, y constató que esta reforma surge de ese consenso entre patronal y sindicatos.

"Eso no quiere decir que estemos de acuerdo con todo el contenido", puntualizó después, pero dijo que el conjunto lo ve con aspectos "positivos", como la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa (CiU, recordó, votó en contra de la prevalencia del de empresa en 2012), o la ultraactividad.

Además, Bel se congratuló de que no se cruzan líneas rojas como el incremento de la indemnización por despido, el régimen de los salarios de tramitación, porque el mercado de trabajo no lo admitiría. En esa línea, dijo que sería contradictorio pedir a las empresas más contratación indefinida y a la vez elevarles la indemnización por despido.

Por último, argumentó que la no aprobación de esta reforma laboral en el Congreso supondría "un golpe mortal al diálogo social sin precedentes", una "inestabilidad absoluta en el mercado laboral" en un proceso de recuperación "más lento de lo que sería deseable" y el incumplimiento de los compromisos del Estado con la Unión Europea, que podría paralizar la segunda entrega de fondos comunitarios. "Aquí no valen tácticas, posicionamientos partidistas, por muy legítimos que sean. Tenemos que ser responsables de nuestros actos", puntualizó.

Según sentenció, abrir la tramitación de la reforma como proyecto de ley para modificarla, como pedían ERC y EH Bildu, sin saber adónde va a llevar, generaría mucha más incertidumbre e inestabilidad, y el resultado podría haber sido "mucho peor". La actitud de los sindicatos y la patronal, reprochó, no es capaz de "percibirla en el Hemiciclo" en estos momentos, por parte de partidos que se aferran a su programa electoral sin aceptar componendas.

El PDeCat informó a las 16.30 horas de que la dirección del partido, tras una reunión de unos 90 minutos, había "establecido el marco de la negociación" que pretendía con el Gobierno y había "acordado facultar al grupo parlamentario para que sea quien fije la posición final en función del resultado de las conversaciones con el Gobierno".

Con los cuatro del PDeCAt, la reforma suma 174 votos afirmativos (PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, Más País, Compromís, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe) y 172 negativos (PP, Vox, ERC, PNV, EH Bildu, JxCat, CUP, BNG y Foro Asturias). Falta por decidir qué harán los dos diputados de Navarra Suma y el diputado escindido de Ciudadanos Pablo Cambronero. Sólo en el caso de que los tres votaran en contra, la reforma laboral decaería.