Biodiversidad

Los peces también tienen ilusiones ópticas como los humanos

- Según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

Algunos peces caen en ilusiones ópticas, como los humanos, mientras que hay disparidad entre las aves, que no muestran una disponibilidad clara a esos efectos.

Esa es la conclusión principal de un estudio liderado por Maria Santacà, del Departamento de Biología Conductual y Cognitiva de la Universidad de Viena (Austria), y publicado este lunes en la revista 'Frontiers in Psychology'.

En ocasiones, las personas ven dos círculos exactamente del mismo tamaño y creen que uno es más grande que el otro porque los ojos han sido engañados por la ilusión de Ebbinghaus, un ejemplo clásico de cómo el contexto puede moldear lo que se ve.

Si se coloca un círculo entre otros más pequeños, parecerá más grande; si se sitúa entre círculos más grandes, se encoge ante los ojos. Esta ilusión fascina a los psicólogos porque revela que la percepción no es un espejo del mundo exterior, sino una ingeniosa construcción del cerebro.

Pero, ¿caen otros animales en la misma trampa? Si un pez diminuto o un pájaro percibe la ilusión, ¿qué dice eso sobre cómo ven e interpretan su entorno?

Las ilusiones son más que curiosidades. Son herramientas poderosas para comprender cómo el cerebro ensambla la información sensorial. Cuando la percepción falla, se ponen de manifiesto los atajos y estrategias que el cerebro utiliza para comprender entornos complejos.

PROCESAMIENTO GLOBAL O LOCAL

En los humanos, la ilusión de Ebbinghaus está vinculada al procesamiento global: la tendencia a interpretar una escena en su conjunto antes de centrarse en los detalles. Sin embargo, no todos los animales viven en el mismo mundo sensorial que los seres humanos.

Al analizar las ilusiones en diferentes especies, cabe preguntarse si los patrones compartidos apuntan a profundas raíces evolutivas o si las diferencias revelan adaptaciones a nichos ecológicos específicos.

Por ejemplo, el procesamiento global podría haber evolucionado en especies que necesitan integrar rápidamente escenas complejas, como detectar depredadores o evaluar el tamaño de un grupo, mientras que el procesamiento local podría verse favorecido en especies que dependen del reconocimiento preciso de objetos, como distinguir semillas o presas sobre un fondo desordenado.

PECES Y AVES: DOS MUNDOS DE VISIÓN

Para explorar esto, los investigadores recurrieron a dos especies muy diferentes: el guppy o pez millón ('Poecilia reticulata') y la tórtola rosigrís doméstica ('Streptopelia risoria').

Los guppies habitan en arroyos tropicales poco profundos, llenos de luz parpadeante, vegetación densa y depredadores impredecibles. Su supervivencia depende de decisiones rápidas: elegir pareja, unirse a bancos de peces y escapar de amenazas. En un mundo tan desordenado, poder calcular el tamaño relativo a simple vista puede ser crucial.

Las tórtolas rosigrises domésticas, en cambio, son granívoras terrestres. Pasan gran parte del tiempo picoteando pequeñas semillas esparcidas por el suelo. La precisión y la atención al detalle podrían ser más importantes que analizar la escena completa. Además, su visión binocular les permite calcular con precisión la distancia y el tamaño en un contexto muy diferente.

CÍRCULOS DE ENGAÑO

En los experimentos asociados al estudio, la comida se utilizó como círculo central. En el caso de los guppies, se colocaron hojuelas de alimento dentro de círculos circundantes, más o menos grandes. En el caso de las tórtolas, se presentaron semillas de mijo en disposiciones similares.

Los resultados indican que los guppies cayeron consistentemente en la ilusión. Cuando la comida estaba rodeada de círculos más pequeños, la elegían con más frecuencia, como si realmente fuera más grande. Su percepción era muy similar a la de los humanos.

Caso distinto era el de las tórtolas. Desde el punto de vista de grupo, no mostraron una susceptibilidad clara a la ilusión. Algunos individuos se comportaron como los humanos, otros de manera opuesta y muchos no parecieron verse afectados en absoluto. Esta variabilidad sugiere que podrían depender de diferentes estrategias perceptivas: más locales, más orientadas a los detalles y menos influenciadas por el contexto circundante.

PERCEPCIÓN

Estos hallazgos plantean cuestiones más profundas de la biología evolutiva y la cognición comparada: la percepción no se trata de la precisión en sí misma, sino de lo que funciona en un entorno determinado. Para los guppies, integrar la escena completa puede ayudarles a navegar por arroyos visualmente complejos, avistar parejas más grandes o calcular rápidamente el tamaño relativo en un cardumen. Para las tórtolas, acostumbradas a distinguir semillas sobre un fondo desordenado, centrarse en el tamaño absoluto y los detalles locales quizás sea más útil.

Las respuestas mixtas de las palomas sugieren que la experiencia individual o un sesgo innato pueden influir en la interpretación de las ilusiones por parte de un animal. Al igual que en los humanos (algunas personas se dejan engañar por las ilusiones considerablemente y otras casi nada), la percepción animal no es uniforme.

El estudio señala que la ilusión de Ebbinghaus es un recordatorio de los atajos creativos del cerebro. Para los animales, muestra cómo las presiones ecológicas moldean la percepción de maneras que se adaptan al estilo de vida de cada especie. Y para la ciencia, abre una ventana a los orígenes evolutivos de la cognición.

(SERVIMEDIA)
20 Oct 2025
MGR/mjg