Adicciones

Las personas con dependencia alcohólica siguen mostrando “riesgo de recaída” tras dos años de tratamiento

- Según un estudio liderado por el Hospital 12 de Octubre

MADRID
SERVIMEDIA

Dos años después de finalizar el tratamiento, las personas con dependencia alcohólica moderada o grave siguen mostrando una “elevada reactividad” ante estímulos relacionados con el alcohol y se encuentran en “riesgo de recaída”, por lo que urge “replantear” los tratamientos para la adicción a esta sustancia.

Así lo confirma un nuevo estudio publicado en la revista 'Frontiers in Psychiatry' y liderado por el jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Gabriel Rubio, en colaboración con el catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) Jorge Manzanares, tal y como informaron este viernes en sendos comunicados la Universidad Complutense de Madrid y el propio centro hospitalario.

Los resultados apuntan a la “necesidad” de “revisar” tanto la duración como el “enfoque” de los tratamientos actuales y recomiendan implementar programas de “apoyo” a la recuperación.

En concreto, en este estudio se evaluaron 154 pacientes del Programa de Tratamiento del Alcoholismo del Hospital Universitario 12 de octubre (Madrid) en dos momentos: al inicio del tratamiento y dos años después de finalizarlo.

Los síntomas de ansiedad, depresión e impulsividad disminuyeron con el tiempo y, por el contrario, los niveles de reactividad a estímulos visuales relacionados con el alcohol y la respuesta del cortisol se mantuvieron estables.

DIFERENCIAS MARCADAS

Además, los pacientes seguían presentando “diferencias” marcadas respecto a un grupo control de personas sin problemas de adicción.

Gabriel Rubio destacó que estos datos confirman el carácter crónico del Trastorno por Uso de Alcohol y que los resultados “subrayan que dejar de beber no significa haberse recuperado de la adicción”. “Las huellas que deja el alcohol en el cerebro requieren estrategias de recuperación sostenidas en el tiempo, al menos durante cinco años, y personalizadas”, apostilló.

Según el experto, es “crucial” implementar programas de continuidad de cuidados que apoyen a las personas en recuperación en su entorno habitual, para “evitar recaídas y consolidar una recuperación basada en valores”.

Según Gabriel Rubio, es posible evaluar la presencia de ciertos marcadores biológicos de la adicción y, en concreto, en este estudio se ha tenido en cuenta la respuesta al cortisol cuando los pacientes observaban imágenes relacionadas con el alcohol.

CORTISOL

“Es sabido que el cortisol es una hormona que el cuerpo libera en situaciones de estrés. Los resultados indican que la reactividad hacia las imágenes de alcohol y los niveles de cortisol antes y después de su visualización no se modifican significativamente ni siquiera tras años de abstinencia” explicó el doctor Rubio, para quien “este tipo de respuesta ocurre de forma automática, sin necesidad de que la persona tenga deseos conscientes de beber”.

El problema, a su juicio, no es tanto tener “altos niveles de cortisol” como que el sistema de respuesta al estrés no funciona adecuadamente. Este patrón de respuesta, conocido como blunted cortisol response, es un indicio de sobrecarga del eje del estrés.

“Es decir, una persona con adicción al alcohol, aunque está en abstinencia, tiene activada de forma permanente su respuesta de estrés, lo que facilita que priorice el consumo de alcohol y el riesgo de recaída”, abundó el especialista.

Para Gabriel Rubio, “las huellas que deja el alcohol en el cerebro requieren estrategias de recuperación sostenidas en el tiempo, al menos durante cinco años, y personalizadas”.

BUEN INDICADOR

Por su parte, el profesor Jorge Manzanares, que realiza su investigación en el Instituto de Neurociencias, centro mixto de la UMH y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explicó que el cortisol “es un buen indicador del impacto que tiene un estímulo en nuestro cuerpo”.

“Y hemos observado que su concentración aumenta cuando una persona se expone a imágenes o situaciones que su cerebro relaciona con el alcohol”, apostilló.

En la misma línea, añadió que esta alteración era más marcada en hombres y en personas que habían tenido recaídas durante el proceso, lo que, según el estudio, sugiere que la vulnerabilidad al estrés puede mantenerse con el tiempo.

“Considerando que medir el cortisol en saliva es un procedimiento sencillo y poco invasivo, podría utilizarse como herramienta para identificar a quienes tienen más riesgo de sufrir recaídas o problemas médicos relacionados con el estrés crónico”, apuntó el catedrático de Farmacología de la UMH.

Este trabajo ha sido financiado por el proyecto PI22/00355 del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), cofinanciado por la Unión Europea y también ha contado con el apoyo de la Oficina Regional de Salud Mental de la Comunidad de Madrid, la Federación de Ex-Alcohólicos de la Comunidad de Madrid y la Red de Investigación en Atención Primaria de Adicciones (RIAPAd).

El Instituto de Neurociencias UMH-CSIC, donde se ha llevado a cabo parte del estudio, cuenta con la distinción Centro de Excelencia Severo Ochoa (CEX2021-001165-S).

(SERVIMEDIA)
11 Jul 2025
MJR/gja