En declaraciones a la Ser, Isabel Allende dijo sentirse "emocionada", "contenta" y "muy esperanzada", ya que "por fin hemos logrado sentar en el banquillo de los acusados a Pinochet", y añadió que ahora Chile "respira más dignidad porque creo que es lo único que corresponde en un país que se respete a sí mismo el demostrar que todos los ciudadanos son iguales ante la ley".

La hija de Salvador Allende explicó que ha sido emocionante ver las cras de los familiares de los detenidos y desaparecidos y subrayó que el procesamiento del general no hubiera sido posible sin el esfuerzo del juez Baltasar Garzón y la persistencia de los familiares de las víctimas en seguir luchando por la verdad y la justicia.

Aseguró que en este momento piensa en su padre y recuerda la serenidad con que se despidió de su pueblo, diciendo que iba a pagar con lealtad la lealtad de los trabajadores chilenos. Recalcó que Pinochet "merece prisión y mucho más, pero a mí o único que me importa es que sea juzgado y condenado".

"Si la condena la va a cumplir en prisión o la va a cumplir en su casa", advirtió, "a mí, a título estrictamente personal, la verdad es que es irrelevante, y pienso que después de 85 años una persona puede cumplir la prisión en su casa. No necesito ver a Pinochet tras una reja para sentir que la justicia se abre paso".

"Lo que necesito", concluyó, "es que haya un juicio. Lo que necesito es que haya una sentencia. Lo que necesito es lo que nuca había ocurrido: terminar con la impunidad y lograr que por fin sea procesado. Y algo que es una batalla que hemos ganado en estos largos años: hoy día ya en Chile nadie duda de que Pinochet es realmente responsable".